Scort
CAPÍTULO 18
Apagón
(Oscuramento)
Niñas,
creo que no hay palabras para disculparme por haber demorado tanto, aún me
queda una semana en la Universidad pero termine el capítulo porque ya me comían
las ansias xD
Este capítulo
se lo dedico completito a Nenys W Corleone, querida amiga, la vida a veces nos muestra de la manera más dura
lo fuertes que debemos llegar a ser por lo que a nosotras nos deberían dar un
premio a la fortaleza ¿O no? Jajajaja este capítulo es para ti, recuerda y
siempre ten presente lo MARAVILLOSA QUE ERES, jamás te olvides de eso, tkm
pequeña pez, por siempre.
PD: un saludo a mi querida
amiga POLA CULLEN, sé que me putearas por haber tardado tanto pero es lo que
hay, Tiwii está pagando sus deudas de escritura, tkm mamá gansa!!! :D
DEDICO TAMBIEN ESTE CAPITULO A MI HERMOSA ADA, NO SE QUE HARIA SIN TI TWINS, ME HAZ SALVADO LA VIDA NUEVAMENTE :D
TE AMOOOO <3
Bueno les
cuento que el próximo será el último capítulo por lo que disfrútenlo, dejen sus
rws y nos leeremos en el siguiente, un beso enorme y gracias por ser parte de
la locura de SCORT.
Con amor
TiwiiCullen
Bella POV:
―
¿De qué quieres hablar Edward?—
pregunté con visible intriga, no sabía de que se trataba pero su rostro lucia
completamente serio. Sus ojos me miraban fijamente como queriendo expresar
muchas cosas
―
Llego el momento que ambos esperábamos
Bella, después de lo que ha pasado es tiempo de que solucionemos de una buena
vez todo lo que pasa entre nosotros.
―
¿A qué te refieres?— pregunté
esperando a que me dijera algo más, no sabía qué era lo que quería decirme
podrían ser tantas cosas, pequé de inocencia y esperé a su respuesta.
―
¿No lo sabes? Bella anoche dormimos
juntos, pasamos el día juntos, el otro día nos besamos y si Alice no hubiera
interrumpido tu sabes cómo habría terminado— la picardía se asomó en su mirada.
―
Lo sé— respondí en un susurró, ambos
sabíamos que las cosas ya estaban en un nivel en el cual no podíamos ignorar.
―
¿Entonces?— preguntó
―
¿Entonces qué?— respondí poniéndome de
pie, dejé la bandeja que tenía en mis manos sobre una mesa de centro que había
en la habitación, mis palmas comenzaron a sudar dramáticamente, el momento se
acercaba solo esperaba que saliera bien— Edward yo…— comencé volviéndome a
sentar en la cama
―
¿Tú qué? Vamos Bella tu sabes lo que
quiero oír, en el momento en que conocí a mis hijos los dos sabíamos que
existía una explicación para esta situación, quiero saber la verdad desde tu
boca, quiero saber porque no conocí a mis hijos antes, porque no quisiste
buscarme antes.
Él quería saber la verdad, quería saber el por qué
no lo busque, esta era mi oportunidad para aclarar todo y para terminar con
todas las mentiras y cosas ocultas. Por un momento en mi mente apareció mi
amiga Vera, la última vez que conversamos le dije que buscaría la mejor forma
para decirle a Edward lo que había pasado y creo que ahora era el momento
preciso, tenía que hacerlo.
―
Cuando tu y yo nos conocimos en Grecia
créeme que me sentí como la mujer más amada del mundo Edward, en ese momento no
había cabida para nadie más en mi corazón, eras el primero y quería que fueras
el último hombre que me tocara en la vida— el hombre comenzaba a suavizar su
expresión se notaba que estaba diciendo lo que precisamente quería escuchar—
por lo que las semanas que viví contigo jamás se pudieron repetir ya que nunca
nos volvimos a encontrar
―
Si eso ya lo sé pero…— instó con un
gesto de sus manos, me estaba apurando, estaba dándome vueltas en lo mismo, los
malditos nervios me estaban traicionando.
―
Yo no te busqué porque Ángela apareció
en tu vida Edward— el silencio se coló lentamente en la habitación— yo desde el
momento en que nos separamos estaba decidida a buscarte pero todo cambio en
cuanto supe que estaba embarazada, caí en una gran depresión de la que me costó
mucho levantarme por lo que tuve un embarazo complicado, quería buscarte,
necesitaba que fueras parte de este momento pero cuando me entere de tu
compromiso con Ángela todo se vino abajo y decidí que jamás supieras la verdad,
no iba a ser yo quien arruinara tu vida.
Su boca cada vez se entreabría mas no sé si para
recriminarme o darme la razón.
―
Mi madre me aconsejo que era lo mejor—
seguí— tu compromiso salió en todas las revistas y diarios de este país, el
hijo de los empresarios más poderosos de Italia se iba a casar, jamás iba a
pesar que todo era arreglado y que tu jamás amaste a Ángela pero en ese momento
esa era la verdad absoluta y decidí respetarla— mi boca no paraba de hablar, me
sentía como un loro en su jaula— además ¿Quién diablos era yo para arruinar tu
felicidad? Era una pobre chica que había llegado a Grecia gracias a un concurso
y en cambio tu…— suspiré con nostalgia— eras el ser más maravilloso de la
tierra.
―
¿Y solo por eso no me buscaste?— mis
ojos se abrieron hasta casi rasgarse, por un momento sentí que Edward no iba a
validar mi argumento ¿Pero cómo?
―
Si— asentí levemente, Edward se
destapó y se puso de pie dirigiéndose a la ventana— ¿No encuentras valido todo
lo que te dije?— el no respondió y solo se dedicó a mirar por la ventana— ¿No
vas a hablarme?— me paré y lo seguí hacia donde estaba, su cuerpo parecía
relajado pero sentía que algo pasaba.
―
Bella— se giró por completo mirándome
a los ojos— entiendo perfectamente tus motivos pero… si tú me hubieras buscado—
comenzó a decir, era el momento de parar todo
―
¿Tú qué? Habrías pasado por encima de
tu familia y arruinado todo lo que has construido con tanto esfuerzo ¿eso? No
Edward, la vida nos dijo en ese momento que todavía no era nuestro tiempo, aún
nos faltaba para estar juntos y sabes que a pesar de todo creo que no me arrepiento,
en un comienzo odie la idea de pasar por todo esto sola pero al ver cómo han
resultado las cosas creo que en nuestra situación no podría haber salido mejor.
Cerró sus ojos y respiro largamente por varios
segundos, el silencio se volvía ensordecedor creo que si cayera un alfiler en
este momento, el sonido retumbaría por todo el lugar. Mis manos aún seguían
sudando y a la espera de algo, lo que fuera pero él aún estaba meditando con
sus ojos completamente cerrados
―
Edward…— comencé a decir
―
Dea
Greca— dijo de repente— ¿Sabes lo que significa?—
preguntó mirándome directamente a los ojos
―
Diosa
griega— respondí haciendo uso de mi ya avanzado Italiano
―
Yo le di ese nombre a mi cadena de
hoteles en tu honor Bella— soltó dejándome pasmada
―
¿A… mi?— susurraron mis labios
haciendo una extraña mueca
―
El día que te conocí cambiaste mi vida
por completo Isabella Swan, creo que jamás pude volver a ver a ese Edward,
contigo madure y me hice un hombre fuerte, contigo descubrí cosas que hasta el
día de hoy solo he sentido cuando tú estás conmigo. Cuando los diseñadores me
preguntaron qué nombre le iba a poner a mis hoteles la primera imagen que se me
vino a la cabeza fue la tuya, no concebía otro nombre para mi creación, tenía
que tener algo en la vida que te representara y me pudiera hacer sentir que
estabas cerca.
Parados frente a frente nuestras miradas se
conectaron de una manera más profunda que la habitual, ambos estábamos haciendo
un viaje al pasado y recordando lo sucedido en aquellos tiempos, la confesión
de Edward me había tomado por sorpresa.
―
Aúnque esto no cambia mucho las cosas—
agregó y continuó— hace tiempo quería decirte esto, solo era eso, volviendo al
tema de los mellizos, si tú me hubieras buscado créeme que Ángela jamás habría
existido en mi vida ni en la de mi familia, eras solo tu Bella, siempre fuiste tú.
―
¿Sabes?— me acerqué a mirar por la
ventana, la noche se veía extrañamente iluminada y la Luna de un porte
gigantesco— siento una paz tan grande al hablar contigo
―
Yo también— Edward se giro hacia la
ventana y se puso de pie a mi lado— y ahora Bella ¿Qué haremos?— pregunto y mi
mente se quedo blanquecina
―
No lo sé— susurre y comenzó un pequeño
silencio
―
Yo
quiero estar eternamente contigo Bella, es hora de que aceptemos que nunca
podremos estar lejos el uno del otro— Sentenció y mi
garganta se apretó pero no identificaba el sentimiento que aparecía en mi pecho
―
¿Realmente
eso es lo que quieres? – Pregunté con una cuota de incredulidad.
―
Claro que si, tu sabes que desde el
primer momento has sido y serás una prioridad en mi vida al igual que mis
hijos, también…— se acerco a mí y agarro mi cintura, el solo hecho de sentir
sus manos en mi piel quemo y produjo escalofríos en toda mi espalda— creo que
te he demostrado de todas las formas posibles lo mucho que te amo Isabella Swan—
su hálito comenzó a tocar mi piel, se acercó lentamente y rozó sus labios con
los míos haciéndome apretar mis ojos, mi piel se desprendía rápidamente de mi
cuerpo conectando mis músculos, mis huesos y cada una de mis células con él. La
necesidad imperiosa de sentirlo aún más cerca me llevo a abrazarlo y apretarme
contra sus labios y su cuerpo. Antes de que pudiera profundizar el beso el me
separo— ¿Vuelves conmigo?— pregunto con una voz ronca salida de lo más profundo
de su pecho— ¿Podemos volver a intentarlo?— siguió preguntando, un miedo
repentino a lo incierto apareció en mi pecho pero de pronto el corazón comenzó
a latir más rápido, sus hermosos ojos me miraban atentos y expectantes ¿Qué más
podía decirle?
―
Si— respondí, lo amaba, lo adoraba,
daría la vida por el ¿Hacia falta algo más para estar segura?
―
Qué bueno porque si no te raptaba en
una isla hasta que te convencieras de volver conmigo— terminando con esta frase
ambos reímos y nos fundimos en un apasionado beso, Edward me levantó desde el
suelo y me sentó ahorcadas sobre él.
Esa noche dormimos juntos y abrazados, creo que
fue la primera noche en la que estuve completamente tranquila y relajada, ya
todo estaba bien. Por encima de mi cintura el brazo fuerte de Edward me pegaba
a su pecho, su respiración acompasada me indicaba que estaba plácidamente
dormido. Me removí en la cama pero su agarre se hizo aún mayor, creo que inconscientemente
el temía a que nuevamente desapareciera pero con lo que sucedió anoche me
tendría en su vida ahora y por toda la eternidad.
―
¿Está dormida?— un susurró cerca de mi cara me indico que no estábamos
solos, mantuve mis ojos cerrados.
―
No lo sé, creo que si— respondió una
cantarina voz infantil, Nessie
―
¿los despertamos?— una voz infantil
pero más grave preguntó, Antho
―
No, es mejor dejarlos dormir—
respondió Nessie alejándose de mi cama, entreabrí mis ojos sin que ellos lo
notaran, ambos vestían sus pijamas y cabellos marañados por la noche de sueño— vamos
a tomar desayuno a la cocina, la nonna
Esme debe estar ahí.
―
¿Dónde creen que van? Haciendo uso de
mis fuerzas me enderecé en la cama y tomé a mis hijos por la cintura
derribándolos sobre el cobertor, Edward quien era un dormido testigo abrió sus
ojos de par en par mirando asustado, creo que el rebote lo sobresaltó un poco.
―
¡Mami!— gritaron los mellizos al
unísono, Edward al vernos ahí paso rápidamente sus manos por su rostro y una
sonrisa alumbró sus mejillas.
―
¡Vengan aquí pequeños traviesos!—
ambos nos levantamos y llenamos de cosquillas a los mellizos, ambos reían y
gritaban tanto que ronquidos se combinaban con el sonido de sus risitas.
Al terminar este ritual de la mañana, Edward me
dio una rápida mirada, creo que llegó el momento de hablar también con nuestros
hijos.
―
Niños— comenzó el muy serio— siéntense
por favor, tenemos que hablar— los mellizos se miraron con ojos extraños y se
sentaron delante de nosotros.
―
No me digan que…— Nessie con ojos casi
vidriosos se puso las manos en la boca— no me digan que— sus palabras
terminaron en un susurró, Antho debe haber leído su mente porque una extraña
mueca salió de sus labios, su cara se crispó y sus ojos verdes ardieron ante la
afirmación.
Edward y yo nos miramos de inmediato, ¿Los niños
desarrollaron una capacidad para leer mentes?
O tal vez solo están viendo mucha televisión, ambos nos reímos casi
silenciosamente y sonreímos, lo que íbamos a decirles era todo lo contrario.
―
Niños nosotros…— comencé pero sin
saber que más agregar ¿Cómo le explicas a un niño que sus padres los tuvieron,
se separaron, se juntaron y después se volvieron a separar para otra vez
juntarse? Se explica cómo se debe… desde el comienzo y siempre con la verdad.
―
Creo que para ustedes es más que obvio
el hecho de que nosotros durmamos dentro de la misma habitación ¿Cierto?—
preguntó Edward, ambos asintieron
―
Eso significa que tú y mamá estáis
juntos de nuevo ¿verdad?— las expresiones que se habían formado antes
rápidamente fueron cambiando de matiz
―
Si chicos, su madre y yo hemos
resuelto nuestros problemas y volveremos a estar juntos, lo único si es que
esta vez es para siempre— Terminó Edward con la más dulce de sus sonrisas, los
rostros de los pequeños cambiaron inmediatamente su dirección, me miraban a mí.
―
Mamá – comenzó Antho— ¿Es esto lo que
tú quieres?— la pregunta de los niños me dejo de una pieza, la sonrisa de
Edward se borró de un golpe, los ojos de mis hijos claramente denotaban
preocupación.
―
Mamá— volvió a llamarme Nessie al no
escuchar ninguna respuesta— responde ¿es esto lo que tú quieres? ¿te quieres
quedar aquí?
―
Niños— comencé algo nerviosa, esos
arranques de madurez que tienen mis hijos siempre me han dejado atontada
¡suenan como de 15 años!— claro que sí, esta decisión la tomamos en conjunto
con su papá y…
―
Entonces ¿eres feliz?— mis dos hijos
me miraban nuevamente, Edward quien perdió el habla observaba la escena
atentamente
―
Si— asentí firmemente— claro que lo
soy— mis dos hijos se miraron a la vez y lo que sucedió nos dejó completamente
asombrados
―
¡Sí! ¡Sí! ¡Sí!— gritaron los dos al
unísono, ambos se pararon de la cama y comenzaron a saltar en ella— ¡Esto es
grandioso!— gritó Antho
―
¡Nos quedamos! ¡Nos quedamos!— gritaba
Nessie quien saltaba como conejo.
Edward y yo no dábamos crédito a la que sucedía mi
boca se entreabría en cada salto, ¿de verdad pensaban que nos podríamos
separar?, al analizar esas preguntas nuevamente solo había una respuesta: Mis
maravillosos hijos se preocupaban por su madre, mi felicidad para ellos está
primero, cosa que también es al revés, ellos y ahora Edward son parte de la
mía. Quien hasta el momento permaneció en silencio pasó un brazo por encima de
mi hombro y me tiró hacia las almohadas, su sonrisa no tenía precio, estaba
feliz. Lo miré y el solo levantó las cejas, ambos contemplamos a nuestros
pequeños derramar felicidad por la última noticia, el espectáculo era sublime.
Cuando todos se enteraron de lo que ya se
presumía, las cosas se pusieron aún más fáciles, sin tener obstáculos y nada
que nos separara las cosas comenzaron a marchar muy bien, es así como los meses
pasaron rápidamente y cuando menos nos dimos cuenta ya estábamos casi en vísperas de Navidad. En
Italia las navidades son nevadas, el invierno se extiende desde Diciembre hasta
marzo por lo que para estas fechas la casa se ha vuelto un poco más helada y
los mellizos no pueden salir tanto a jugar, ahora llueve a cántaros y Estamos
solo Esme, los niños y yo, Edward y Carlisle están en los viñedos ajustando los
últimos detalles para una gran fiesta que se dará por el termino del año.
Al acercarme a una ventana la lluvia pega
fuertemente en los vidrios haciendo resonarlos dentro de la estancia, la
chimenea nos libra de la humedad y nos da calor mientras estamos esperando la
llegada de nuestros hombres.
―
¿Dónde están mis pequeños?— preguntó
Esme levantando la vista de un libro
―
En su habitación, realizan su clase de
Idioma con Maricela— para Edward es fundamental que sus hijos aprendan cada día
más por lo que además de sus materias en la escuela están aprendiendo Alemán y
toman clases de destrezas motoras algunos días en la semana.
―
Mi hijo ama más que a nada a sus hijos
pero siempre he pensado que es un poco exigente con ellos— comenta Esme
cerrando el libro
―
Puede ser pero ¿Quién soy yo para
privarlo de algo así? Si a los mellizos les molestara se lo habría impedido
pero a ellos claramente les gusta aprender y también les gusta que Edward se
sienta orgulloso por lo mismo si ellos están felices yo también lo estaré.
Esme torció su gesto pero me dio la razón, Alice
ha corrido por toda la casa como loca, lleva una semana preparando la fiesta y aúnque
le quedan dos semanas todavía para el evento sigue yendo de un lado hacia otro
afinando detalles. La matriarca de esta familia le ha encargado la decoración y
el banquete de esa noche y para Alice claramente este es un reto de liga mayor
por lo que se ha esmerado enormemente en tener todo a punto. Sonrío para
adentro, mi loca familia Cullen, a
diferencia de la personalidad calmada de mi Familia, la familia de mi amor es
grande y llena de vida, me emociona saber que mis hijos podrán contar con estas
maravillosas personas.
La tarde pasaba algo lenta, comencé a sentir un
poco de sueño. El aire Italiano me trae más cansada estos últimos días, además
de estar con mis hijos he ayudado a Alice, salido con Esme, acompañado a Edward
a muchos eventos y así sucesivamente.
―
Signora
Bella— una de las mucamas se paró cerca de mí con el
teléfono
―
Dime—
le dije mirándola, mis ojos pesaban.
―
Hai
una chiamata da America, è una signora di nome Vera— ¡Vera!
Que alegría hace semanas que no hablaba con ella, tomé el teléfono y con un
gesto me despedí de Esme que estaba completamente ensimismada tejiendo, sus
gustos eran variados y cambiaba cada 1 hora de actividad. Subí a mi habitación
y conteste la llamada
―
¡Vera!— grite de emoción
―
Bella ¿Cómo estás querida?
―
Bien Vera y ¿tú? Como va todo en
Jacksonville
―
Bien, está haciendo más calor por
estos días, ¿Cómo está Italia? ¿los Mellis?
―
Todos están bien, preparándonos para
el final de año, aquí todo es una locura.
Hablé con mi amiga por más de una hora, me hacía
bien sentir algo de contacto familiar, extrañaba mucho a mis padres pero nos
había podido ver este último mes, espera para las vacaciones ir a pasar algunos
días allá. De pronto al terminar de hablar con ella la puerta se abrió y la
figura de Edward apareció en la puerta.
―
Buenas tardes Bells— Edward había tomado el hábito de decirme así, me recordaba a
mi padre
―
Buenas tardes Edward— le dije sin
contener la sonrisa que se pasaba por mi rostro, él se acercó a mí y se sentó a
mi lado, su brazo pasó por encima de mi espalda
―
Me encanta como hueles— su nariz hacia
cosquillas en mi cuello— ¿Dónde están los niños?— preguntó
―
En sus clases de alemán, me imagino
que ya deben haber terminado, yo estaba hablando con Vera hace poco
―
Qué bien ¿Cómo va todo en
Jacksonville?
―
Todo bien, Vera nos extraña mucho me preguntó
si pasaríamos una temporada en nuestra casa— Edward levantó la cabeza
inmediatamente
―
Y tú le dijiste de inmediato que no
¿Cierto?— su ceño se frunció rápidamente
―
Claro que no ¿por qué iba a hacerlo?—
sus brazos se salieron de mi espalda y se acomodó al frente mío
―
Por qué no, ¡no puedes irte de aquí!
―
Edward, es Vera ¿Cómo que no puedo
irme de aquí?— de inmediato todas las reglas que me puso cuando llegamos aquí
vinieron a mi mente— o es que aún sigues con las reglas del comienzo— él soltó
el aire que tenía contenido y me miro extrañado, parece que si
―
No— respondió— pero Bella no puedes ir
a pasar una temporada allá, ¿Quién estará con los niños?
―
Yo nunca dije que iría sola— mi boca
se torció en un gesto de lo obvio, una madre va hacia todos lados con sus
hijos, jamás los dejaría solos. Edward pareció molestarse enormemente por lo
que dije, se paró y comenzó a caminar por todas partes
―
¡No puedo creer esto! — ¿Por qué hacía
tanto problema por algo tan simple?— tu no irás a ninguna parte y menos con mis
hijos— sentenció de pronto, sus gestos habían cambiado, sus ojos mostraban una
mirada dura y oscura que no veía hace mucho tiempo
―
¡Cómo que no!— elevé un poco mi tono
de voz, si se quería poner en este plan yo también lo haría— Edward te recuerdo
que no tomaré a mis hijos y…
―
¡Nuestros hijos!— gritó
―
¡No grites! ¿Por qué haces tanta
tormenta en un vaso de agua? No puedo creer que se exaltes por algo tan simple,
no voy a tomar a nuestros hijos y desaparecer del país para siempre, solo serán
unos cuantos días, extraño a mi familia y deseo ver a mi gente
―
Bueno mandamos el avión y que todos se
vengan a pasar unos días acá, no tengo problema
―
No Edward— sentencié— lo que yo haga
con mi vida no es asunto tuyo, no puedes dirigirnos así, somos tu familia, no
tu propiedad.
Rápidamente el hombre que amo se crispo hasta el
último de sus cabellos y lo que comenzó con una linda tarde presentía
terminaría en una pelea descomunal, la nariz de Edward inhalaba y exhalaba aire
rápidamente haciendo sonidos que delataban su disgusto. Me miró por última vez
y se giró hacia la puerta
―
No quiero que volvamos a tocar este
tema— dijo en voz medianamente tranquila— mi respuesta es NO, no quiero que mis
hijos estén lejos de mí ni dos horas, menos tu…— sus pasos se dirigieron a la
puerta dejándome sola y con una gran rabia contenida.
―
Maldita sea— sisee cuando estuve sola.
Mi cuerpo estaba tenso, la rabia que se acumulaba
paso por cada parte de mi piel, Edward podía ser el ser más bueno del mundo
pero cuando se proponía ser un idiota lo conseguía con rapidez y siempre era
capaz de superarse a sí mismo. Apreté mis puños y contuve las ganas de
estrellar algo contra la pared, al parecer el Edward dominante había hecho su
aparición en gloria y majestad. Después de nuestra discusión no lo vi más en
todo el día, los niños me preguntaron varias veces por el pero no sabía que
responderle. Cenamos en absoluta calma, Carlisle como siempre animado
hablándonos sobre los avances que hacia Edward en los viñedos y lo poco que le
costaría retirarse para que su hijo asumiera el control, sabia de sobra que mi
vida ya estaba en Cerdeña pero no era necesario que Edward me lo hiciera sentir
tan brutamente, a veces extrañaba la
libertad, esa que me dejaba ir por ahí donde quisiera ir.
Acosté a los niños entre risas y juegos, leímos un
cuento y se quedaron dormidos de inmediato, eran más de las 11 y Edward aún no aparecía.
Durante la cena le dijo a Esme que había tenido que salir de la Isla por un
tema de negocios pero volvería antes de dormir, me dio una cálida sonrisa que
le devolví al instante. No creo que Carlisle sepa que discutimos esta tarde,
esperaba que no, el tiempo no mejoraba y la lluvia seguía azotando las
ventanas, solo rogaba porque él estuviera bien.
Los minutos seguían pasando, el reloj marcaba las
00:15 y Edward aún sin venir a dormir ¿tanto le había afectado nuestra pelea?, era
algo tan simple no entendía por qué se exaltaba tanto con la idea de dejarnos
de ver unos pocos días ¿aún desconfiaba de mí? Me acosté y no pude evitar
dormirme, creo que entre sueños sentí a Edward besarme los labios pero creo que
fue un sueño. Al despertar el sol de Cerdeña se colaba con fuerza por
entremedio de los cortinajes, el lado de la cama de Edward estaba desecho por
lo que sabía que había venido a dormir la noche pasada pero ahora estaba vacío.
Al salir de la habitación los mellizos estaban en
el baño, ya vestidos y lavándose los dientes, los fui y besé mucho, amaba el
olor de mis hijos siempre fresco. El día paso tranquilo y sin más, Edward no se
comunicó conmigo en todo el día, en la tarde Esme me pidió los mellizos para salir con ellos, Ella y
Carlisle tenían una fiesta de té en el club de campo, me invitaron pero con
todo lo que pasó no tenía cabeza para salir. Me quedé sola en la mansión, hasta
el servicio parecía haber desaparecido. Mientras leía en el jardín un reflejo
me dio en la cara, el auto de Edward estaba aparcando justo en la entrada, su
elegante traje negro y sus lentes oscuros me hacían suspirar, de pronto una punzada
de deseo pasó por mi cuerpo, si bien el sexo seguía siendo algo importante en
nuestra relación esta semana me había visto privada de sus placeres y más
encima ahora con esta pelea dudaba que Edward me fuera a tocar un pelo. Sin
perder mi tiempo dejé el libro encima de la mesa, ya era ahora de solucionar el
problema. Seguí a Edward hacia dentro de la casa el al no notar mi presencia
llegó al hall antes de subir la escalera y miró para todos lados.
―
¿Hola?— gritó en la soledad del
espacio, al darse cuenta que nadie le contestaba se giró y encontré la potencia
de su mirada.
―
Buenas tardes— le salude con cortesía
para tantear el terreno que pisaba, su ceño se tendió a fruncir pero el gesto
rápidamente se convirtió en algo plano, sin expresión
―
Buenas tardes ¿Dónde están todos?
―
En una fiesta en el club de campo, los
mellizos, Esme y Carlisle están allá
―
¿tú no quisiste ir?— se comenzó a
desabrochar el cuello de la camisa y sus ávidos dedos sacaron el nudo de su
corbata
―
No, no tenía ganas— soltó un suspiro.
―
Me iré a cambiar, debo salir a
solucionar unos problemas en el viñedo así que volveré a salir— se giró y sin
decir nada más se perdió por entremedio de los escalones.
―
Y este no dará su brazo a torcer—
murmuré cruzándome de brazos— demonios.
Sin esperar una invitación y con un peso en mis
zapatos, subí marcando cada pisada por la escalera, seguí a Edward hasta
nuestra habitación, sus pies son más rápidos que los míos porque lo perdí de
vista, entré a la que ahora es nuestra habitación y estaba con su torso desnudo
buscando algo en el closet.
―
Edward— comencé pero él ni siquiera se
giró para prestarme atención
―
¿Qué pasa?— siguió rebuscando
―
Edward mírame— le pedí pero no hizo
caso, al sentir su negativa proseguí— Necesito que hablemos, ayer ni siquiera
nos vimos y… y…— no pude continuar, ¿Tenía que decirle cuanto lo extrañaba para
que comprendiera y dejara de ser un cabezota? Tendría que intentarlo— Edward te
extraño, odio estar enojada contigo
―
No sabía que estabas enojada— murmuro
revolviendo entre su ropa— mira Bella hasta que no cambies de parecer
lamentablemente no nos vamos a entender, no quiero ni que tu ni que mis hijos
salgan de Italia en este momento y…
―
¡Nadie dijo que sería en este momento!
¿Por qué eres tan… tan testarudo Edward!— pase mis manos por mi cabello, este
hombre me desespera.
―
¡No me grites Bella!
―
¡NO TE ESTOY GRITANDO!— le dije
perdiendo los estribos
―
¡Ya basta!— camino hasta quedar
peligrosamente cerca de mi cara
―
Tú no eres mi dueño Edward, no porque
yo te amé vas a controlar nuestras vidas— susurré sintiendo su respiración
agitada contra mis mejillas, ambos estábamos enardecidos, ambos queríamos
pelear pero ¿Por qué?
El silencio se tensó en fracción
e segundos lo que pareció una buena idea de pronto me hizo reformularme todo,
no entendía porque estábamos peleando, mi pecho subía y bajaba frenéticamente,
mis puños estaban apretados y mis dientes casi rechinaban
―
Creo que nuestra conversación acabo ¡tú
no eres mi dueño!— le grite en su cara, me iba a dar vuelta cuando su mano
sujeto con fuerza la mía
―
El problema es que tu si eres mi dueña— siseo entre dientes
Lo siguiente es lo que tú no esperas que pase, la
mano de Edward me atrajo hacia su cuerpo y colisionando con fuerza me beso en
los labios pero fue una intromisión furiosa y pasional, el deseo que antes se
hizo presente en mi afloro como un volcán en erupción, todo mi cuerpo se estremeció
y funcionó por sí solo. Sus manos me apretaron contra su torso desnudo
haciéndome sentir su poderosa erección, los
dos ansiábamos este contacto. Rápidamente y sin pensarlo salte enredando
mis piernas en sus caderas, el movimiento
nos hizo chocar contra una de las murallas ahí es donde sus ávidas manos
comenzaron a tomar el control de la situación. El cierre de mi vestido temblaba
al saber lo que pronto acontecería, mi cuerpo comenzó a reaccionar ante la
excitación. Todo lo que se produjo después era una seguidilla de tocaciones y
besos calientes, Edward estaba sacando a relucir sus deseos contenidos y yo no
me perdería de esta oportunidad.
―
Dios sabes tan bien— mi vestido salió de mi cuerpo rápidamente y la boca
de mi captor tomó mi hombro, lo devoró rápidamente. Los ojos de Edward yacían
oscuros en su rostro, gemí su nombre para sonreír mientras él tomaba control de
mi cuello con sus besos, se presionó contra mí solo para que sintiera su
potencia
―
Creo que aún tienes mucha ropa—
susurré con un gesto juguetón, utilizar mis armas sexuales en este momento
parecía muy oportuno, él sin pensarlo dos veces me tiró en la cama y se deshizo
de todo lo que tenía puesto, sin embargo se tomó todo el tiempo del mundo para
terminar de desnudarme— Edward— gemí muy fuerte cuando su boca comenzó a
respirar sobre mi monte de venus, me
sentía en éxtasis.
―
Oh
bella— gimió sobre el encaje negro que tapaba mi desnudes—
no sabes lo que odio estar lejos de ti— comenzó besando y acariciando por
encima de la tela, sus ojos buscaron los míos para sonreírme de una manera
condenadamente sensual que hizo a mi parte baja palpitar locamente. Sentía como
rápidamente estaba lista para él, Edward clavó nuevamente sus ojos en mí y en
un movimiento que no esperaba cerró su puño sobre mi encaje y lo tiró rompiendo
inmediatamente la tela, su sonrisa torcida estaba haciendo estragos en mi
entrepierna, sus dedos se tentaron a entrar y yo abrí mis piernas para ser
libremente explorada.
Edward metió sus dedos, jugo y beso cada parte de
mi entrepierna, mis dedos se agarraban con fuerza a la cama, tratando de ahogar
el ansia y la desesperación que sentía por sus jugueteos, su lengua y labios me
tenían agarrada del punto más sensible torturándolo y haciendo a mi espalda
arquear constantemente.
―
¡AH!— gemí fuertemente, los dedos de
Edward entraban y salían mientras que sus labios succionaban mi clítoris.
―
Chica mala— susurró entre mis piernas—
has sido desobediente, mala Bella— sus manos sujetaron con fuerza mi trasero
llevándolo más hacia su boca— ahora tendrás que recibir un sanción por ser tan
traviesa y hacerme enojar
―
¡Edward!— gemí, sus palabras me hacían
calentarme cada vez más, el aire era espeso al igual que mi respiración.
Lo siguiente fue una sucesión de movimientos
rápidos, las caricias de Edward terminaron y sus manos me alzaron con facilidad
desde la cama hasta chocarme contra su cuerpo, por inercia mis piernas se
cerraron en torno a sus caderas y el movimiento de las mías nos hizo gemir a
ambos. Una pared que estaba cerca nos sirvió para acentuar los movimientos, de
pronto y de una buena vez Edward entró en mí haciéndome gritar, el cúmulo de
emociones era indescriptible. El bombeo fue delirante y el ritmo traspaso las
líneas del amor, esto era pasión, deseo, lujuria, éramos el Edward y la Bella
de hace algunos meses atrás.
―
Oh Bella— gimió sobre mi boca, su
lengua paso sobre mis labios mordiendo uno, gemíamos, respirábamos y él no se detenía
mi trasero chocaba con fuerza contra el muro, él siempre se superaba a sí mismo.
―
Demonios— gemí rápidamente, mi vagina
se apretó ante el inminente orgasmo
―
Te amo— gimió Edward— ¡Bella!— y ahí estaba
el detonante para nuestro gran final, mis entrañas se contrajeron y con tres
embestidas fuertes nos dejamos ir juntos.
―
¡Ah!— grite extasiada y con una gran
sonrisa en mi rostro, el movimiento se ralentizo pero no se detuvo, aún sentía
mi cuerpo palpitar, la boca de Edward se posó en mi hombro, me lamio y después
beso.
―
No sabes…— susurró— no sabes cuánto te
extrañaba Isabella— sonreí
―
Yo también— jadee— yo también.
Acercó su boca a mis labios y nos besamos pero sin
prisa, sin apuros, solo nos besamos tiernamente antes de que el me llevara a la
cama. Nos tiramos en la cama y nos tapó con el enorme cobertor, se acercó a mí
para besar mi frente y acunarme contra su pecho, aún sentía su corazón agitado.
―
Siento haberte gritado— susurre
dándole un beso en su piel, se estremeció
―
Mas siento yo el ser un estúpido y
estar jodidamente ciego cuando se trata de ti, lo siento Bella— alcanzó una
almohada y la puso debajo de su cabeza, ahora sus ojos me miraban atentos.
―
No me iré con los niños de aquí Edward
recuerda que vivimos aquí, tu estas aquí, no voy a permitir que los niños se
alejen de su padre ni aúnque tú me lo pidieras— una pequeña sonrisa apareció en
mi rostro, el cerro sus ojos y respiro
―
Bella, insisto en que me excedí pero
la sola idea de tenerte lejos por más de 8 horas me volvió loco, con suerte
soporto estar lejos de ustedes para trabajar y tú vas y me dices que te irás
por una “temporada”— hizo el gesto en el aire de las comillas— siento haber
enloquecido pero de verdad me tomo por sorpresa.
―
Lo sé pero créeme que encontraremos
una solución, además nunca te dije que de verdad me iría una temporada,
nosotros tampoco soportaríamos muchos días sin estar contigo— sonreí
Un silencio se esparció por el cuarto, solo nos
quedamos ahí abrasándonos, la mano de Edward acarició mi cabello, mis hombros y
mi espalda. Era tan bueno estar así, tranquilos, no sé cuándo sucedió pero caí
en un profundo sueño.
―
Bella— susurró alguien moviéndome
lentamente— Bella mi amor despierta— sentí la respiración de Edward en mi
mejilla y un pequeño beso que vino justo después, abrí mis ojos perezosamente
para darme cuenta que ya era de noche
―
¿Qué hora es?— pregunté con voz densa
y aún dormilona
―
Son casi las 9 de la noche— sonrió—
has dormido mucho pequeña
―
¡Las 9! ¡Los niños!— pegue un salto de
la cama, mi desnudez me importaba muy poco si estaba con Edward a mi lado
―
Tranquila, Alice me llamo para saber dónde
estábamos, nadie vino a buscarnos aquí y me alegro por eso— se sentó en la cama
aún desnudo— me pregunto si estaba contigo y le dije que en este momento
estábamos en casa pero un poco indispuestos— mis mejillas ardieron al instante,
la hermana de Edward era lo suficientemente inteligente para darse cuenta que
estábamos haciendo— si Bella— me confirmo Edward— ella sabe exactamente dónde
estamos y lo que hicimos, no te preocupes nuestros hijos ya están cenados,
bañados y acostados, Esme lo hizo por nosotros.
―
Ah— susurre, me tendió su mano— ahora
ven aquí— la tome sin vacilar, Edward me jalo hasta su cuerpo y se abrazó a mi
cintura.
―
No quiero discutir contigo nuevamente,
estar sin tener el valor de hablarte es más de lo que puedo soportar Bells, si quieres ir a Jacksonville con
tu familia y Vera, eres libre de hacerlo— sonreí, él estaba siendo comprensivo
después de todo
―
Lo haré pero no por ahora y tampoco me
iré una temporada, con suerte será una semana— me agache un poco para mirarlo—
¿Crees que viviría sin estar contigo?— lo besé— ¿Sin sentir tus labios?— lo
volví a besar— ¿tus manos?— un beso más cargado de pasión, mi cuerpo lo
necesitaba otra vez— ¿de verdad crees que podría alejarme de ti— mi lengua rozo
su boca, lo sentí tensarse y dejar salir un pequeño suspiro de su boca
―
Creo que esta noche no saldrás de esta
habitación.
Cerrando sus manos en mi cintura me jalo hacia la cama,
estuvimos desnudos hasta que el sol volvió a salir por nuestra ventana.
Dos semanas
después
―
¡Maldita sea! ¿Dónde demonios están
las flores!— Alice chillo sin guardar su rabia— ¡Malditos floristas
irresponsables!— grito levantando sus manos al cielo, Rosalie y yo nos miramos,
ambas conteniendo una Risa
―
Alice, cálmate— dijo la rubia
acercándose a pasarle una mano por la espalda
―
¡Cómo demonios quieres que me calme!
¡la fiesta es en 10 horas por todos los cielos! Son las 11 de la mañana Rose
¡LAS 11!
Sonreí y me dejé caer en uno de los sillones, la
mansión de los Cullen ha sido un alboroto desde ayer por la tarde, Alice entre
en su MODO ORGANIZADORA DE FIESTAS y no ha parado desde ese momento, creo que
ni siquiera durmió en casa con su familia, suspire, mi familia Cullen está loca de remate… en verdad solo Alice.
―
Bella… un poco de ayuda aquí— gimió
Rose al no poder contenerla, me levante y tomé su rostro en mis manos
―
Si sigues así te vas a arrugar como
una pasa por pasar rabias, recuerda que debes lucir esplendorosa esta noche—
sus ojos me miraron fijamente y se estrecharon
―
Has dado al clavo Isabella, odio
cuando tienes la razón
―
Lo sé, iré a ver cómo va todo en el
patio— dije y me giré
―
Yo iré a llamar a la florería— anunció
Rosalie desapareciendo
―
Yo… ¡YO!, creo que yo iré por un té,
me falta— dijo saliendo hacia la cocina.
En la pasada vi a Emmett en el escritorio,
conversaba con Carlisle, seguí caminando y Esme pasó por lado.
―
Hola cariño— me saludo con un beso—
¿Dónde estabas?
―
Intentando calmar a Alice, está en
“modo fiesta”— hice las comillas en el aire.
―
Oh— suspiro su madre— Mia figlia è pazza— rió sujetando su
frente
―
Un poquito, solo cuando se trata de
eventos, iré a ver a Edward
―
Si, vengo de allá figlia, esta con los Mellizos en el patio
―
Gracias— me despedí con una sonrisa y
me adentré en la mansión para salir por uno de los ventanales.
La visión de Edward acostado en el pasto jugando
con nuestros hijos es verdaderamente hermosa, hoy había un clima exquisito,
primera vez que hacía calor en semanas por lo que todos andábamos un poco
ligeros de ropa. La pelota volaba por los aires y los tres corrían detrás de
ella, esta vez Edward el agarro en el aire y se tiró al pasto junto a los
niños, ellos se encaramaron sobre su papá pero Edward no soltaba la pelota.
―
Eres un tramposo Papá— le dijo Antho
riendo
―
Claro que no, en la guerra y en el
amor todo se vale hijos mios— comento riendo también, Ness giró su cabeza hacia mí y me regalo una
sonrisa.
―
Miren es mamá— Edward se puso de pie
de un brinco y caminó a encontrarme, beso mis labios, se sentían suaves y
bastante tibios por el ejercicio que estaban haciendo.
―
Hola— saludé con un susurró
―
Ya te extrañaba— me dijo sonriendo—
¿En qué andas?
―
Vine a recordarle a los tres que hoy
es la fiesta de la Viña y que por nada del mundo y por nuestra seguridad se
atrasen en salir, porque sabes que Alice nos va a matar
―
Claro que lo sé, mi hermana raya en lo
psicópata en estas ocasiones, jamás me
atrevería a atrasarme— los mellizos rieron
―
La Zia
Alice nos llevaría arrastras— comentó Ness
―
Correcto por lo que a las 6 de la
tarde los quiero a las 3 bañados y comenzando a vestirse recuerden que a las 8
debemos salir a recibir a los invitados
―
¡Wow!— exclamó Edward— sonaste como
Alice
―
Muy gracioso— le hice una mueca— iré a
ver que tu hermana no enloquezca antes de las 9— besé a mis hijos y al hombre
que amaba
La tarde pasó en un abrir y cerrar de ojos, eran
10 para las 8 de la noche y Alice se paseaba frenética por los pasillos de la
mansión golpeando puertas para que todos saliéramos, yo estaba poniéndome mis
aros cuando entro como un tornado por las puertas
―
¡Bella! ¿Estas lista?— me dijo casi
jadeando.
―
Si Alice, Edward y los niños salieron
hace 10 minutos y deben estar esperando con los demás abajo, cálmate recuerda
tus arrugas
―
Arrugas, si, arrugas— decía mientras
salía de la habitación, me imagino que a perseguir a Esme y Carlisle
Me di la última mirada en el espejo, esta noche
tenía ganas de ser sublime ante todos, mis ojos se sentían un poco cansados,
creo que el estar haciendo cosas todo el día me paso la cuenta, la última
semana mis horas de sueño estaban locas con todo lo que había que preparar por
lo que mañana abusaría de mi buena suerte y me quedaría en la cama todo lo que
pudiera, sonreí sin poder evitarlo además un extraño presentimiento corría por
mi cuerpo, me estremecí solo de pensarlo, mañana haría una visita a la farmacia
después de levantarme. Mi vestido tenía una base negra y arriba un encaje que
se pegaba como segunda piel a mi cuerpo, mis labios iban de color borgoña y mis
piernas libres al viento, mi pelo lo recogí en una coleta que caía hacia el
lado
Apresuré mis pasos por los pasillos y al bajar me
encontré con muchos pares de ojos observándome.
―
Bella
Mamma— dijo Antho, baje a la estancia y todos sonrieron,
Edward se acercó y beso mis labios
―
Te das cuenta de lo malditamente
afortunado que soy, todos me van a odiar esta noche y me importa un carajo— me
reí
―
Estas hablando sucio Sr. Cullen— un
pequeño pinchazo de deseo salto a la vista en mis ojos
―
Puedo ver que tendremos que volver
rápido de la fiesta— susurró— ya quiero sacarte ese vestido— medito— tal vez te
deje los tacones
Negué con la cabeza riendo, todos veían lo bien
que estábamos, desde la última pelea nuestra relación se había fortificado muchísimo,
nos amábamos derechamente y sin prejuicios, era maravilloso después de todo lo
que pasamos, sin duda estaba de camino
hacia la felicidad eterna. Con unos 20 minutos de retraso salimos de la
casa hacia las enormes carpas que estaban instaladas en el patio, los meseros
afinaban los últimos detalles poniendo flores, cubiertos y copas en toda la
mesa. Mis hijos y sus primos andaban rondando
y corriendo por la pista de baile, Edward me ofreció su brazo y fuimos a
ver en donde nos sentaríamos. Como era
de esperarse la mesa principal y la más grande era la de nuestra familia, había
espacio para todos, de pronto la banda comenzó a afinar sus instrumentos y a
tocar algo, estaban probando el sonido
―
¿Desea bailar Srta. Swan?— preguntó un
cortés caballero de smoking y pajarita negra.
―
Claro que si, a usted jamás le negaría
un baile Sr. Cullen
Fuimos al centro de la pista y comenzamos a danzar
por todas partes, amaba estar así, sentía que todo el mundo era perfecto, atrás
quedaban esas fiestas vacías a las que tenía que asistir, el dinero y la
estabilidad de mis hijos me habían llevado a vivir una vida que me deslumbraba
pero nunca hubiera querido, Scort…
ahora hasta el nombre me parecía desconocido. La hora paso y los invitados
comenzaron a llegar, Edward besó mi mano y ante la insistencia de Alice fuimos
a recibirlos, ella podía ser un palo en el trasero cuando quería.
Vi caras nuevas y caras que ya había visto,
familiares, gente de la Viña y personas
que jamás pensé ver en la vida, también me alegro ver a gente de los Hoteles “Dea Greca”, mientras Edward hablaba con
unos hacendados una mujer de mediana edad se acercó a mí.
―
Como eres bella— dijo en un tono
neutro— sin duda eres una futura Cullen— mi expresión se tornó divertida pero a
la mujer no le hacía gracia lo que decía.
―
Sra. Webber— dijo Edward inmediatamente pasando su brazo por mi cintura
y pegándome a su cuerpo— buenas noches
―
Buonanotte—
dijo
en su lengua madre— es un placer verte otra vez
―
¿ha que vino?— la pregunta me sonó
grosera, abrí mis ojos con expresión alarmante y mire a Edward, el apretó sus
dedos en mi piel, era la señal de “confía
en mi”, por supuesto que lo haría.
―
Tu madre ha sido tan gentil en
invitarnos, recuerda que hemos sido cercanos toda la vida.
―
Si— comentó Edward inexpresivo
―
Pero bueno dejémonos de rencores— la
mujer sonrió— ha sido un placer conocer a esta muchacha
―
Novia— aclaró Edward— Bella es mi
novia y en un futuro será mi mujer para toda la vida— mi estómago se contrajo
¿Por qué estaba siendo así con esta mujer?
―
Qué bueno…— sonrió con matices de cinismo,
¿Qué demonios estaba pasando— mejor iré a ver en que mesa nos sentamos, hasta pronto.
―
Adiós— sentencio Edward
―
¿Qué te pasa?— le dije cuando la mujer
estuvo bastante lejos
―
¿No te diste cuenta cierto?— negué— El
apellido de esa mujer es Webber, ella es la madre de Ángela— mi boca cayó un
poco y formo una gran O, mis palabras se atoraron en mi garganta— Si Bella, fui
así con ella porque no me agrada esa mujer, aúnque ella diga que tiene buenas
intenciones, Ángela es su hija, una madre siempre va a apoyar a su hija, sea
una loca de patio o no.
―
Demonios— susurre, pase mi mano por mi
pecho, no me había dado cuenta, habían pasado tantos meses de que no escuchaba
ese nombre que casi la había exiliado a un lugar oscuro de mi memoria.
―
Ahora no nos preocupemos, a la primera
salida de lugar ella estará fuera de esta fiesta y prohibiré su entrada a esta
casa, en realidad no sé porque mi mamá la invitó— creo que el comenzaba a estar
cabreado.
―
Tranquilo, si tu mamá la invitó es
porque tal vez ella aún la estima
―
Mi mamá no ve la maldad en las personas, yo si—
sentencio besando mi mejilla— ya no hablemos de esto.
―
¡Sr. Cullen!— alguien saludó
alegremente a Edward, nos giramos y Andrew, su asistente en San Francisco,
estaba parado detrás de nosotros.
―
¡Qué bueno que llegas!— le dijo y
ambos se dieron un fuerte estrechón de manos, sin él Edward tendría que viajar
mucho a San Francisco, Andrew se encarga con eficiencia de los hoteles y todos
le agradecemos por eso.
Los dos se
enfrascaron en una conversación trivial, miré hacia atrás y la fiesta estaba
repleta de gente, en una esquina pude ver a los 4 niños Cullen jugando, eran
seguidos por 4 niñeras especialmente contratadas para esta noche, ellas ya
habían prestado sus servicios a la familia anteriormente. Les sonreí y ellos a
mi
Un sonido en el micrófono nos hizo cambiar la
dirección de las mirada, Carlisle estaba con Esme sobre la tarima, las personas
comenzaron a acercarse, Alice me había dicho que en este momento toda la
familia debía estar en primera fila por lo que les hice una seña a las niñeras
y Edward me tomó de la mano para caminar juntos con los demás hacia adelante,
cuando estuvimos todos allá Carlisle comenzó a hablar.
―
Benvenuti
tutti a casa nostra— inicio en un perfecto Italiano— espero
que estén disfrutando esta fiesta al igual que nosotros, nos sentimos muy
contentos con mia moglie de que nos
acompañen en esta noche, falta muy poco para terminar el año, se nos viene una
navidad esplendorosa y un año nuevo aún mejor. Gracias por todos los que
trabajan para esta gran familia de
Viñedos, sin duda estamos agradecidos de cada uno de ustedes, es por eso que
hemos querido celebrar este fin de año con nuestros trabajadores.
―
Créannos que cada pieza es fundamental
en un rompecabezas, al igual que ustedes nuestro trabajo no estaría completo de
no ser por su labor, gracias a todos Los Viñedos de la familia Cullen son un
éxito en Cerdeña y en todo el mundo— prosiguió Esme
―
Disfruten esta fiesta y nuevamente
gracias en nombre de la Familia Cullen.
Aplausos estallaron en todo el lugar mientras Esme
y Carlisle bajaban del centro del escenario y la música comenzaba a alegrar el
ambiente.
―
Grandes palabras papá— le dijo Edward
al abrazarlo
―
Gracias hijo— le dio una palmada en el
hombro y me miró— y todo no sería perfecto si no estuvieras aquí Isabella— me
tomo por sorpresa y me abrazo— gracias por pertenecer a mi familia y hacer tan
feliz a mi hijo, Esme también me abrazo cuando pudo, mis ojos se llenaron de
lágrimas y una corrió por mi mejilla, no quería arruinar mi maquilla por lo que
la sequé de inmediato
―
No llores querida, sabes lo mucho que
te queremos, nos has dado los nietos más hermosos, no podríamos si no más que
amarte para siempre por eso— Esme sonrió.
―
Gracias— les dije con mis lágrimas
amenazando nuevamente, sentía que mi maquillaje ya no era perfecto. Ellos me
besaron y se fueron caminando a saludar a sus hijos— ahora parezco panda
¿cierto?— Edward Rió
―
Claro que no y si así fuera eres el
panda más tierno y condenadamente sensual que he visto en toda mi vida— ahora
era yo la que reía
―
Iré al baño a arreglarme el maquillaje—
Edward hizo una mueca
―
No vayas, te ves perfecta así, créeme
―
Eso lo dices porque me amas
―
Eso lo digo porque soy el idiota más
suertudo de todo el salón— me arrastro hasta la pista de baile y me abrazo— ¿Te
he dicho hoy cuanto te amo Bella?— cada
una hora, dije en mi mente
―
No, así que dímelo
―
Te amo más que a nada en este mundo
Bella, no hay nada más hermoso para mí en este momento, tú y los mellizos son
mi corazón completo.
―
Te has vuelto cursi después de todo—
bromeé
―
¿No te gusta que te diga esas cosas?—
se divirtió
―
Si pero aún recuerdo cuando cambiaste
conmigo, cuando supiste la existencia de nuestros hijos…— comenté terminando en
un susurró
―
Bella, no recuerdes eso, fui un
imbécil pero prometo hacer lo que sea para que olvides eso
―
Y yo prometo compensarte por todas las
cosas que perdiste en la infancia de nuestros hijos— ambos nos movíamos
lentamente al ritmo de la música.
―
¿Cómo?— un brillo travieso se dio en
sus ojos
―
No sé, podríamos tener otro hijo— la
expresión de Edward era completamente grabable, su boca cayo unos centímetros y
respiro pesadamente
―
¿Tendrías otro hijo conmigo?— pregunto
aún en shock
―
¡Claro que sí! ¿Lo dudas?
―
No es solo…— guardo silencio— pensé
que no se…— no encontró la respuesta
―
No hay nada más feliz que tener un
hijo tuyo Edward de echo…— deje la frase incompleta, él abrió sus ojos y
comenzó a tartamudear, su baile se detuvo en seco
―
Be… Bella, Be… Be— no podía creerlo,
con solo dejar una frase en el aire Edward perdió completamente la compostura—
¡Dios!— hablo soltando el aire comprimido en su pecho
―
¡Eh! ¡Eh!— le dije llamando su
atención— Edward cálmate— reí— es solo una sospecha
―
¡Estas embarazada!— gritó, creo que
algunas personas hasta se giraron
―
¡No! Bueno… no sé, solo he sentido más
sueño de lo habitual, me siento más cansada pero no sé si estoy embarazada,
bueno este mes mi periodo no me ha venido y…
―
¡ESTAS EMBARAZADA!— grito sujetando mi
cara y plantándome un beso que casi consumió el lugar en llamas, reí sobre sus
labios
―
Haz enloquecido— reí fuertemente
apretando mi estómago— nunca pensé que sería tan divertido contarte algo así
pero escúchame— tomé su rostro en mis manos— no estoy segura, mañana pensaba en
ir a la farmacia a comprar un test, si quieres me acompañas
―
¿Mañana? ¡CON UN DEMONIO, VAMOS AHORA!—
me giro y comenzó caminar sujetando mi mano, lo detuve en seco
―
¡NO! Edward se racional— me divertía a
mas no poder esta situación, sus ojos penetraban los mios y diversos
sentimientos como emoción, miedo y amor pasaban frente a sus ojos— estamos en
una fiesta podemos esperar hasta mañana, además ni yo ni él bebe, si es que
estuviera, nos vamos a mover
―
¡YO NO PUEDO ESPERAR HASTA MAÑANA!—
seguía gritando, pase mis manos por mi cabeza pero no podía negar que su
reacción me daba risa y al mismo tiempo me enternecía ¿Así habría sido cuando le dijera del embarazo de los mellizos?
―
Mi amor— llame su atención besando sus
labios— cálmate entiende mañana será mejor, estaremos más tranquilos y podremos
digerir la noticia con calma ¿Estas feliz?— pregunte con expresión ligeramente
entusiasta
―
¿Feliz? Bella ¡ME ESTOY QUEMANDO VIVO
POR DENTRO! Creo que además de ti y de los niños nada me ha causado una emoción
tan grande— paso sus manos por su cara, al descubrirla su expresión era de
emoción y felicidad— ¡vamos a tener un bebé!— se acercó a mí y me abrazo con
fuerza pero al darse cuenta que podía estar embarazada me soltó de inmediato—
lo siento, lo siento— me dijo poniendo sus manos delante
―
Cariño, no sé si estoy embarazada, no
hagas una fiesta de esto, si no lo estoy te decepcionaras
―
No importa— me dijo seguro— si no lo estás
lo intentaremos otra vez, créeme que me gustaría que me dieras esta noticia
unas 5 o 6 veces más
―
¿Quieres 6 hijos más?— reí fuertemente
abrazándolo— estás loco Edward Cullen por eso te amo
―
Y yo te amo a ti Bella, no sabes cuánto—
nos unimos en un beso largo y apasionado, al diablo con la gente que nos
miraba, no se cuánto rato estuvimos así pero alguien nos sacó de nuestra
burbuja llamando la atención de Edward
―
¡Oye hermano!— grito la voz de Emmet—
¿vas a subir Bella arriba de una mesa?— rió con una carcajada potente
―
Vete al demonio Emmett— le dijo y
deposito pequeños besos en mi cara
―
Papá dice que ha ocurrido una cosa y
que necesita hablar contigo ¿Puedes venir?— la expresión de Emmett cambio de
repente, ahora estaba un poco serio y su boca mostraba una mueca.
―
Claro— le dijo— Ven conmigo— tomó mi
mano y comenzó caminar
―
No— me pare en seco— ve tú, por
mientras iré al baño a retocar mi maquillaje, no tardo— Edward frunció el ceño,
creo que se volvería mas protector conmigo si llegaba a estar embarazada
―
Bien pero no te tardes— besó mis
labios por última vez y se fue.
Suspiré complacida, ya desde hace algunas semanas tenía
una leve sospecha pero no quería hacerme ilusiones, con el pasar de los días y
al no aparecer mi menstruación las dudas se fueron confirmando, era pronto para
saber pero mañana con un test tal vez todo se arreglara. Caminé al baño que
estaba en las afueras de las carpas pero estaba repleto, me giré sobre mis
talones y caminé hacia la mansión, estaba oscuro y el viento comenzaba a
colarse por mi vestido. De pronto sentí una presión en mi estómago, nunca había
sido fans de caminar por partes oscuras por lo que una cuota de miedo se
instaló en mi cuerpo, apuré el paso para llegar pronto a la casa. Las luces
estaban encendidas como siempre pero no se veía a nadie por ahí, el personal de
la casa estaba celebrando con nosotros en la fiesta, para este evento Esme
quería que todos disfrutaran por lo que contrato gente externa a la casa y
permitió que todos los empleados asistieran con sus familias.
Retoqué mí maquillaje dejándolo en su lugar una
vez más, realmente parecía un panda,
comenté en mi mente, Edward no me había dicho la verdad. Caminé nuevamente
hacia la fiesta el solo hecho de tener que pasar por un tramo a oscuras me
hacía temblar, abracé mi cuerpo y salí a la oscuridad la carpa parecía ahora
más lejos.
―
La próxima vez le diré a Edward que me
acompañe— susurré caminando por el pasto, de pronto mis miedos me jugaron una
mala pasada, sentí alguien caminar detrás de mí— Ed..
Alcancé a decir, luego un golpe se estrelló contra
mi cabeza y todo se volvió negro, apagón
de conciencia en proceso.
Primero, Feliz aniversario..
ResponderEliminarSegundo y abraviando TE AMO, sabes que aqui estoy
Tercero.... aaarrrghhh!!!!!!!!!! enserio eres cruel, palomita mala hionda nos dejas en ascuas.... ya quiero saber que sucede... grrrr...
me dejas en vilo...
siento que se acabe scort.
Gracias Twin
Hola Tiwi que gusto saber de ti y entendemos perfectamente que tiene mas cosas que hacer, tenia tiempo de no entrar al blog y hoy que pude mira con que hermosa sorpresa me encuentro...
ResponderEliminarEl capitulo estuvo genial, me ha encantado que por fin pudieron hablar de lo que sucedió en el pasado que los llevo a separarse, amo las reacciones de Edward son tan de el, y que emoción un baby mas sería genial porque ahora Ed podría vivir todo lo que no pudo con los mellizos se lo merece.
Oh Dios nos dejas intrigadas con ese final que sera lo que le ocurrió a Bella, solo esperemos que no sea nada malo ya merecen ser felices...
Solo te puedo agradecer enormemente por darte un tiempo para publicar un capitulo mas y que lastima que ya pronto termine. Cuidate mucho, un fuerte abrazo y un besote
Hola Tiwii q bueno tenerte de vuelta te extrañamos muchisimo,me alegro saber de ti!!!!...
ResponderEliminary vaya q capitulo mas bueno nos dejaste y es un poco dificil Edward con ese caracter y como se molesto con la noticia de q Bella se queria ir unos dias con los niños donde los padres de ella,uufff él tiene q comprender q ella los extraña y los quiere ver y tampoco se va ir para siempre si solo son unos dias,lo bueno fue q él comprendio y le gusto la idea,y luego q se puso de lo mas feliz con la noticia de q van hacer padres q dicha...pero mujer me dejaste de los nervios xq el golpe de Bella y q le pasara,pero ya me imagino quien puede ser,ojala pronto tengamos otro capitulo,MIL GRACIAS!!!!