“No Necesito un Cielo si tú no puedes ir a él ",
Bella Swan, Luna Nueva

"Un día escribiré tanto como Estrellas hay en el Cielo" Tiwii Cullen





Debemos aclarar que todas las historias que están en este blog nos pertenecen y son de nuestra autoría pero los personajes de la Saga Crepúsculo y algunas otras cosas más que aparecerán en los Fics que publicaremos aquí son propiedad de Stephanie Meyer, también existen personajes que son sacados nuestra imaginación.








sábado, 29 de mayo de 2010

Limites Peligrosos, Capitulo 5: Juegos Peligrosos




Limites Peligrosos




Capitulo 5




Juegos Peligrosos





POV ROSE





Las razones por las que no me gusta el alcohol son pocas, entre ellas que amaneces con una cruda que por poco te mata, la cabeza te duele como si alguien se dedicara a taladrar sobre tu cerebro, el mundo parece que no se está quieto y todo te da vueltas, cualquier ruido te molesta y el estomago se pone regodiento y no admite nada que no sea agua. Pase varias veces las manos por mi cabello revolviéndolo más de lo que debía estar, maldiciendo por dentro, me gire un poco para estirar mi cuerpo, chocando con la cálida y suave piel de otro cuerpo, abrí los ojos sin permitirme pestañar, la cabeza me dolió y un leve mareo me tomo, mis ojos se enfocaron él, desnudo bueno a excepción de lo cubría la sabana dejando muy poco a la imaginación que ya deseaba volar, dulce, apacible, todo un monumento a la hombría pensé, rápidamente volví mis ojos a mi notando que solo me cubrían las pequeñas bragas, una sentimiento de temor me inundo por completo no recordaba haber estado con él, no después de esa tarde ¿Qué paso? ¿Qué hice? ¿Qué? ¿A qué horas se me borro la cinta? Inquiría mi dolida mente -Levántate- grite fríamente, su cuerpo se removió un poco de mala gana entreabriendo sus hermosos ojos -Buen Día- hablaba sonriendo- ¿No tienes resaca?- como carajos preguntaba eso, acaso no era obvio. Levantándome rápidamente busque algo para ponerme, al cubrir mi cuerpo. Salí del cuarto sin ni siquiera verle. Un buen café me calmaría un poco mi malestar, en tanto esperaba para poder tomarlo, consumía agua, todo seguía girando, sentada en la barra lleve mi cabeza a mis brazos para ver si así podía dejar de moverse. -¿Estás Bien?- la voz de una mujer se oía atrás mío, aunque podría estar justo a mi lado -Sí, ahora sal de aquí- exacerbe, un gran nudo se hizo en mi estomago, en cualquier momento vomitaría y no deseaba que una extraña me viera -Rose, déjame ayudarte- oír que me hablaba como si nos conociera me enfureció, quien le había dado confianza a esa, levante mi pesada y dolida cabeza y ahí estaba frente a mí una joven de cabellos castaño rubio, piel blanca, la misma que acompañaba la noche anterior a Carlisle y ahora vestía su camisa -Rosalie- corregí duramente- No te conozco -No importa- sonrió un poco y se acerco a mi- deja que te ayude, no tienes buen aspecto, ¡vaya cruda la que debes tener!- Negué con la cabeza, siendo un mal movimiento, la cocina giro rápidamente- te admiro yo no puedo tomar más de dos tragos y tu ¡wow tu te tomaste casi dos botella de whisky sola! Esas palabras parecieron traerme a la realidad, yo nunca tomaba más de tres o cuatro tragos, con razón la resaca, si con el solo olor del trago a veces me mareaba y como si fuese un videoclip algunas de imágenes de la noche vinieron a mi memoria. La rabia circulaba por mi cuerpo como la misma sangre y aumentó deliberadamente cuando él se fue a bailar con esa morena, su cuerpo parecía devorarlo en cada movimiento, histérica, loca y llena de dolor, un dolor que antes no había sentido con tal fuerza, un dolor que se apodero de mi corazón o lo que quedara de él y eso si aun existía, comencé a tomar, primero unos tragos que parecieron calmarme, tratando de ahogar ese desasosiego, pero todo eso resurgió cuando mi traicionera mente evoco la manera en que su cuerpo se fundía en el mío, su voz, sus manos, todo lo que hizo para hacerme perder la razón, cada imagen que mi mente recordaba era como si un puñal se clavara en mi pecho y los sentimientos que trataba de ahogar resurgían como las mismísima llamas del infierno destrozando todo a su paso, en alguna parte de la noche perdí conciencia alguna ya que no recordaba cómo había llegado a la casa y menos si habíamos estado, de seguro me entregue sin temor a él que estúpida e ingenua soy siempre sucumbiendo, quise gritar. -¡Rose, Rose!- decía la joven atrás mío, no supe a horas había llegado al baño, me hallaba inclinada vaciando mi estomago, sus manos sostenían mi cabello- Tranquila, deja que salga- me tome unos minutos para recomponerme, trate de incorporarme pero un nuevo ataque me hundió -¿Qué sucede?- Inquirió preocupado, la voz sexy que he oido, el dolor en mi pecho y el nudo de mi estomago se hicieron más fuertes, ya podría jurar que me desharía de mi bilis de seguir vomitando, antes que alguien hablara me apresure a sacarlo de allí, ya bastante me había humillado para permitirle verme mal -Lárgate- grite, no deseaba sentirlo junto a mi- No oíste lárgate McCarthy ve y busca a una de tus amiguitas -Esme cuida de ella- eso no era una sugerencia fue una orden y solo el sonido de su voz hizo que mi cuerpo temblara El resto del día la pase tendida en mi cama, mi cuerpo se rehusaba a recibir alimento sólido, lo único que pude fue tomar mucho liquido, el dolor de cabeza no cesaba, el ardor en la garganta se hacía más atroz, necesitaba dejar estos sentimientos que me agobian, como puedo sentirme dueña de su cuerpo y de todo él cuando solo somos “amigos con derechos”, porque demonios no pudo contralarme y hacerme la de la vista gorda. -Rose- grito la chillona y cantarina voz de mi amiga- Cuidado llamas antes, se que debes estar ocupada, pero no te preocupes que aun estoy viva, si solo algunos problemas me he ganado con tus amigas, pero todo se recompensa con tal de que la estés pasando de maravilla, ¿es así, cierto? -Quería saber cómo va todo por allá- susurre sobando mi sien -Aquí todo bien, solo que tu perfecto- amoroso-y-no-arrogante-novio desea saber donde estas y pues gracias a Dios no nos pasamos y no se atreve preguntarme, Vera y Bella no saben qué hacer con él, pero a mí ni me interesa por mí que se muerda el culo si es posible- Oír a Alice decir palabrotas era reconfortante, después de una gran risa que calo mi cerebro, siguió hablando- ¿Cómo va todo por allá? -Borracha- dije tratando de reír-creo que la tengo viva- las bromas no se hacían esperar, si Alice conociera a Emmett se harían muy buenos amigos, la charla continuo por cerca de una hora en la cual después de muchos rodeos decidí contarle todo lo sucedido, algunas groserías se escaparon de su bella boca, gritos y risas, las reacciones de Alice siempre me desconcertaban , pero más me sorprendían sus respuestas -No seas tonta Rosalie Hale, no te vas a dejar amedrantar por esa bobadas, no, La solución es fácil las cosas son como tú quieras y cuando tú quieras, recuerda las cosas son como tu las digas no como él las quieras, hazlo sufrir un poco, quien dijo que porque seas su amiga no se pueda hacer sufrir, goza del sol de Miami después veremos que sucede, Rose te dejo, Jas llego y .— Interrumpí no deseaba saber más detalles- Cuídate Enana – colgué Las palabras de Alice eran ciertas, así que le iba a costar poder volver a mi lado. La diversión hace que el tiempo pase volando, la semana se termino en un parpadeo y no puedo decir que la termine de pasar mal porque mentiría, pasee por Miami, fui a museos, trate de contactarme con grandes empresarios por aquello de expandir mi empresa, librerías, discotecas, cafés todo en esta cuida me seducía, sería una buena opción para radicarme en un futuro, me hice muy amiga de Esme y Carmen que por cosas de la vida comenzaron una relación con mis amigos y más aun todos estábamos domiciliados en New York , si difícil de creer pero en una semana me sentía muy cómoda con ellos, las noches de hogueras, cuentos y tertulias fueron comunes hasta el jueves, el fin de semana viernes y sábado fuimos a bailar, así que aproveche para gozarme esa salidas, baile como nunca lo había hecho, y con unos tipos que juraban bajarme el cielo y la tierra, me reí de la cara de mi amigo, toda ceñuda y amargada, el se lo había buscado, le daría una ración de su propia medicina. La semana para él no fue la mejor, disfruté haciéndole sufrir portándome como una dulce y enamorada mujer, otras veces ignorándolo por completo, arqueándole una ceja, frunciéndole el ceño, volteándome y dejándole que hablará solo, coqueteándole a otros hombres. Sentirlo cediendo ante mis antojos era extremadamente excitante, no tuve escrúpulos en seducirlo y luego dejarlo ahí con un pequeño problema entre sus piernas, las caricias que mis manos depositaban en su miembro eran cada vez mas incitadoras, los besos eran completamente descarados, caminar con poca ropa frente a él, y hacer muchos gestos que lo desconcentrarán era buena táctica, a eso le sumaba que en más de una ocasión me escabullí a su habitación y me metí en su cama dejándolo más caliente que un día de verano en el desierto de Arizona, otras tantas ingresaba cuando se bañaba, tratar de seducirlo sin que yo me encendiera era un completo reto, una y otra vez me repetía que no podía caer en mi propio juego, una y mil veces quise olvidar los celos que me dominaban desde esa noche que lo vi con la morena, esos sentimientos eran los que me hacían preocuparme, porque celaba a mi amigo si solo es un amigo. El domingo me desperté muy temprano, saldríamos a eso de las 10 rumbo a la gran manzana de vuelta a la rutina dije para mi, comencé a arreglar mi maleta ya que habíamos regresado cerca de las 3 a.m, el reloj marcaba mas de las 7 y morí de sueño, pero no podía volver a la cama, si no ahí me quedaría, estaba a punto de ingresar a la ducha cuando la puerta se abrí, un pequeño grito se escapo, rápidamente puse mis manos sobre mis senos para tratar de cubrí mi desnudez . Su ojos recorrieron lujuriosamente mi cuerpo, una gran sonrisa se desplego, rápidamente cerro al puerta poniéndole seguro -Rose, Rose Rose- el tono de su voz estaba cargado de mucho sentimientos, algo sombría, pero picara al fin – Ahora sí, dime ¿ a que jugabas durante todo esta semana, que conseguiste?- se fue acercando a mi cuerpo, tomando mis brazos y dejando al descubierto mi cuerpo- Eres bellísima - dijo bajando su cara un poco a mi cuerpo y besando el pecho, mis pezones se endurecieron ante aquel gesto, mis pensamiento no eran nada coherente- Dime Rosita, ¿ qué pretendías? -yo… No… Nada- torpemente respondí, claro que sabía que pretendía hacerlo sufrir y que sintiera un poco lo que yo sentí Sus manos sostenían mi cuerpo, su lengua se desplazo entre mis senos, el roce cálido de su piel erizo mi cuerpo, un leve jadeo se formo en mi garganta, mis ojos se cerraron -Llego la hora de pasarte la cuenta de cobro, que crees no siento o que, ni porque fuera de hierro- trague saliva, ya sabía yo que mis jueguitos podrían pasar a mayores pero no imagine que el hiciera algo, durante todo la semana se abstuvo. Sus labios buscaron los míos, su hálito inundo mi respiración, su cálido aroma hizo que mis piernas temblaran, mis labios se aferraron fuertemente a los suyos, y a pesar de la fuerza se lo daba con amor, con todo el amor que estaba en mi, que el despertaba, mi lengua jugó con su lengua, el agarre cedió y tomándome de la cintura, acercado mi cuerpo a su musculoso y bien formado cuerpo, su única prenda era unos vaqueros. caer no era opción pero tampoco dejarlo ir, lucharía por el sí lo permitía, cruce mis brazos sobre su cuello presionando mas su cuerpo a mí, la necesidad de sentirlo junto a mí se estaba haciendo evidente y aunque temía a los sentimientos que él estaba despertando, temía mas estar sin él.




POV EMMETT





Toda la semana fui objeto de sus juegos, si cedía ella retorcedla, si me hacia el desinteresado ahí si quería, la veía reír, hablar y bailar con otros hombre y me sentía completamente furioso, si se estaba vengando por nuestra ultima salida la entendía, pero ya no aguantaba más, el dolor estaba en todo mi cuerpo en especial en medio de mis piernas, cada vez que ella me seducía y se marchaba quedaba ahí, era su juguetito para distraerse, eso me quedo claro. Estaba decidido a dejar las cosas claras antes de regresar a New York, cuando llegue a su habitación quería gritarle y sacar toda mi frustración, pero todo eso cambio cuando le vi desnuda mi cuerpo reacciono a la belleza que estaba frente a mí, su gesto infantil de taparse cuando ya le conocía a profundidad hizo que una sonrisa se me escapara. Mi cuerpo actuaba independientemente pronto tuve sus brazos atrapados en mis manos y su cuerpo quedando al descubierto su perfecta anatomía, mis labios dejaron caer un beso en su pecho y su cuerpo reacciono dejando claro el deseo, mis labios se apresuraron a buscar los suyos, pero los suyos ganaron y dirigieron el momento, contuve mis ganas de gruñir al probar su dulce aliento, mis manos dejaron sus brazos y se apoderaron de las caderas, sus brazos se aferraron a mi cuello y sus labios dominaban los míos miles de chispas eléctricas chocaron en mis labios, estremeciendo hasta el último musculo de mi cuerpo. -Cobra lo que creas que debes cobrar- musito con dificultad después de despegar sus cálidos y rojos labios Asentí, llevándola a la cama, tendiéndonos en el colchón, esta vez la trataría como se lo merecía, mis dedos se dedicaron a jugar en su delicada piel, mis labios jugaban con los suyos, luego recorrían lenta y tortuosamente a sus cuerpo depositando besos a lo largo de su morfología, disfrutado de su esencia cítrica, de su calor que aumentaba ante cada roce, ninguna parte de su cuerpo quedo sin ser mimado. -Te vas a arrepentir de lo que me hiciste- murmure sobre su vientre, mi voz salió ronca y pesada. Sus manos rozaron la parte superior de mi espalda, un leve gemido fue la respuesta que obtuve, mis labios se curvaron Rose no reaccionaba cuando se perdía en su placer, y en esto sí que era bueno, no se necesita de penetrar para hacer disfrutar a una mujer, las caricias y los besos pueden hacerla gritar de placer si se saben hacer, mis boca se apodero de sus pezones ayudado por una de mis manos, deleitándome con su sabor y su frescura, un ángel puede llevarte al cielo, pero ella es mi cielo, y no lo dejaría , no sin dar la lucha y demostrarle que se puede amar de mil maneras Su cuerpo se estremecía cuando mi lengua delineaba sus pezones - No- susurre descendiendo por su vientre- estoy cobrando- recalque, mientras mis labios besaban sutilmente el camino a su paraíso, mi erección ya deseaba sentir el calor de su morada, mis labios seguros de cada movimiento se dedicaron a moverse sobre su punto de placer, pronto mi lengua le acompaño en movimientos regulares y lentos. Sus caderas se levantaban ante el contacto, su espalda parecía atacada por una cuerda que tensiona y luego se suelta, el color de sus gemidos y observarla cerrar los ojos me incitaban a seguir besando su monte, mis ojos no dejaban de observar su rostro, su boca se entreabría constantemente. Dos dedos penetraron en su intimidad, dejando que un grito un poco ahogó saliera de su cuerpo, masajeando con mi boca y penetrándola con los dedos prolongue mi tortura hasta que sus músculos se estrecharán sobre mis dedos y dejara correr su elixir, mi lengua tomo un poco de su esencia saboreándolo, mi respiración se acelero, los besos en su intimidad no cesaron por un buen tiempo, se trato de levantar pero con una de mis manos la detuve en su puesto -¿A don..de vas? - mi voz estaba completamente patosa- a..un no ter..mi..no -Quiero- antes que algo mas saliera de sus bellos labios me levante y los tome, acariciando fuertemente sus labios succionándolos y dejando que todos mis sentimientos fueran enfocados y ella pudiera sentirlos , su lengua recorría deseosa mi boca, entrelazándose con la mía, nuestras respiraciones amenazaban con fallar, obligándonos a tomar aire, dejando que nuestros cuerpos se sintieran con plenitud, ya podría sentirla aun encima de la molesta tela que me cubría de la cintura para abajo. Su cuerpo se escabullo del mío como si fuese bruma, antes de poder reaccionar ya estaba sobre mi dejando una cadena de besos que nacía en mi cuello recorriendo toda mi espalda, intercalando besos y lamidas, sus manos masajeaban dulcemente mi piel, mordiendo tenuemente cerca a los costados y prosiguiendo su camino sin dificultad, aferrando sus manos a mi trasero, dejando salir un jadeo. Sus labios recorrieron nuevamente mi espalda en sentido contrario - Yo también me tengo que cobrar algo- susurro sobre mi oído, su cuerpo se alejo del mío, sin abandonar la cama- ¡gírate! – ordeno y cual esclavo fiel a su ama lo hice. Sus labios buscaron los mis en un corto roce, luego repitió la dosis de besos caricias, lamidas por mi torso, por mis pezones, mordiendo, desplazándose hasta chocar con mi pantalón, sin mayor contratiempo se deshizo de él, dejando mi erección libre, sus labios se relamieron haciéndome gemir y tragar saliva, se inclino a mi cuerpo permitiendo que sus labios se apoderaran de mi miembro tragándolo, relamiendo su longitud, succionándolo, dejando que ingresara y saliera de su cálida boca, apreté el tendido a mi lado, ante la sensación que proporcionaba a mi excitación, si muchas veces me había deleitado con el sexo oral, pero nada comparado con esto, si Rose era mi cielo personal, mi eterno paraíso. Su lengua jugo haciendo círculos en su cabeza, sus manos se desplazaban en movimientos ascendentes y descendentes, su respiración errática y combinada con algunos jadeos, hacían que mi conciencia se terminara de nublar. -Lo quieres- susurro antes de volver a engullirlo, ahora era yo quien dejaba que un grito escapara de mi, cerré los ojos cuando succiono y su lengua lamio. Mis manos se aferraron a sus hombros , apretándola, una de mis manos tomo su cabello y empujo aun mas su cabeza a mi erección, los movimientos se hicieron más arduos, podía sentir el punto en que estallaría y no me permitirá hacerlo en su boca, con un poco de fuerza, más de la necesaria la separe, jadeante, trate de recobrar mi control -No, no así- cuchichee -No que Emm- la abreviación de mi nombre en sus labios me hizo sonreír -Pues no permitiré venirme en tu boca- su ceño se frunció un poco.- No lo mereces- bese sus labios dulcemente. Haciendo alarde de mis habilidades, saque un condón del pantalón, cuando lo noto sus ojos resplandecieron, me dedico una sonrisa traviesa, mientras me quita el empaque y sacaba el contenido, con gran destreza lo puso sobre mi hombría. Sentándose ahorcadas en mí, permitiendo que mi erección penetrara su intimidad, dirigiendo el ritmo y movimientos de nuestros choques, mi boca atrapo sus pechos, una de mis manos le sostenía por la cadera y la otra se dedicaba a su otro seno. Los gemidos no s e hacían esperar, por parte y parte, algunos demasiado altos, las embestidas que su cuerpo me regalaba me hacían cerrar los ojos por la sensación que provocaba, mi boca se hacía babas, con cada movimiento. En un rápido movimiento nos levantamos, sus piernas se aferraron a mi cintura, permitiendo realizar movimientos acelerados, sus manos acariciaban mi espalda, sus labios jugaban con los míos intercalando suaves y rudos besos, mis embestidas eran acompañados por el contorneo de su cuerpo. Los choques de nuestros cuerpos fueron pronto acompañados por varias gotas de sudor y un color carmesí en sus mejillas, sus cuerpo no tardo en tensare sobre mi erección, una ola de calor inundo el espacio entre nosotros su cuerpo se aferro mas a mí, sus brazos me cerraron sobre mi espalda y su boca se poso en mi hombro, mis movimientos no cesaban, cuando s e hubo liberado mordió mi hombro, para ahogar un grito que peleaba por salir, no tarde mucho en acompañarla dejando que mi palpitante erección se librara de todo lo que había guardado en esa semana, al recobrar el aliento, y aun en su cuerpo, nos conduje al baño, la ingrese a la ducha retirando mi hombría de su ser. Una vez me libre del condón, le acompañe en el baño. Las cosas parecían mejorar este era el mejor baño que me había podido tomar alguna vez, luego nos arreglamos , ya eran más de las 9:30 cuando Esme toco a su Puerta. -Rose, querida ya es hora de partir- susurraba con voz maternal la chica, camine a la puerta para poder terminar de cambiar y tomar mi equipaje, la cara de Esme denoto sorpresa absoluta cuando se llevo la mano a la boca, no puedo evitar reír, depositando un tenue beso en sus labios -Te veo en 5- susurre a su oído, corrí a mi habitación y prontamente me cambie, el viaje al aeropuerto lo hicimos en uno de los jeep, siempre tomados de la mano, su piel hacia complemento a la mío, esta vez el regreso fue más placentero cada uno al lado de su mujer, porque eso era Rose para mi aunque ella no lo viera, desde este día iba a luchar por ella sin dejar ver mis sentimientos, ya me las apañaría para que ella dejara caer sus temores. El viaje fue muy corto y en pocos minutos me separaría de ella, temí no poder volver a verla ella aun estaba de novia con el arrogante de Royce, mi corazón se apretujo ante la imagen de ella besando y siendo poseída por el cretino. Debía ingeniarme la forma para poder tenerla para mí. -¿Nos volveremos a ver?- inquirí desviando la mirada hacia el parqueadero del terminal -Claro que si bobito, así será- pareció pensar algo por un momento- además aun no llego a casa, ¿Qué te parece si me quedo contigo?






1 comentario:

  1. ♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥
    Eres la mejorr!!!
    cada vez mas me encanta esta historia!!!! ♥♥
    att; Claudia ♥

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