La Testigo, Prólogo

La Testigo

Prólogo

Dicen que la curiosidad mato al gato…. Si ese fatídico día yo hubiera sido un gato, les aseguro que no estaría contando esta historia…

Iba en una patrulla hacia la ciudad de Phoenix, estaba escapando…escapando de una muerte segura, había sido testigo presencial de un crimen…. Si… de un asesinato a sangre fría… como dirían estaba en el lugar y en la hora equivocada… mala suerte para mí…

No sabia que pensar, todos decían que iba a estar bien, que la policía y la ley me amparaba y que nada malo me sucedería, yo no estaba tan segura, que ese asesino allá visto mi rostro no me da mucha seguridad, ni tampoco me da confianza como para pensar que estaría bien…

Tarde o temprano vendría a buscarme para cerrar mis labios y que mi silencio fuera perpetuo…. Lo sabía…

Llegue a Phoenix sin ninguna esperanza, el radiante sol y el calor abrasador no me daban ánimos de continuar, estaba absorta en mis pensamientos, me indicaron que bajara y que siguiera a los oficiales que me llevaban… iba cubierta, mis ojos con lentes de sol y además de una capucha negra que cubría mi castaño cabello, entre en un gran edificio que no parecía ser una estación de policía, a donde me llevarían?... con ellos me sentía confiada y sabia que me protegerían… era de vital importancia que me mantuvieran con vida… era la llave de una puerta que nadie había podido cerrar…

Subimos en un ascensor muchos pisos, iba contándolos junto con el marcador, nos detuvimos en el piso 20, salieron escoltándome, llegamos a un mesón en donde los policías hablaron con una recepcionista que nos hizo rápidamente pasar una oficina, la muchacha se notaba nerviosa ante nuestra presencia, que una mujer llegue escoltada por policías no puede ser nada bueno…

Entramos en una sala donde había una gran mesa con muchas sillas, me pidieron que tomara asiento, y esperara….

Estuve un largo rato, divagando en todos mis pensamientos, la mayoría de ellos se veían interrumpidos con la imagen que había tenido que presenciar la noche anterior… el rió de sangre que se había desatado ante mis ojos… refregué mis ojos ante la sensación de terror… no había dormido nada, ya que tuve que escapar la misma noche, sin dormir, sin comer y con lo que traía puesto…las horas pasaron y cuando ya me estaba quedando dormida una puerta se abrió… y un hombre alto entro a la sala… fijo sus penetrantes ojos verdes en los míos… y me hablo….

-buenos días… Mi nombre es Edward Cullen… y soy del programa de protección a testigos…. He venido a ayudarte…