“No Necesito un Cielo si tú no puedes ir a él ",
Bella Swan, Luna Nueva

"Un día escribiré tanto como Estrellas hay en el Cielo" Tiwii Cullen





Debemos aclarar que todas las historias que están en este blog nos pertenecen y son de nuestra autoría pero los personajes de la Saga Crepúsculo y algunas otras cosas más que aparecerán en los Fics que publicaremos aquí son propiedad de Stephanie Meyer, también existen personajes que son sacados nuestra imaginación.








sábado, 22 de octubre de 2011

El Aprendiz. Capitulo 23





POV EDWARD


No juzgues sin saber, ¡y una mierda! ¿Acaso tenía un letrero en la frente con la palabra Tarado escrita en un color rojo chillón?

Todos lo sabían Rosalíe, Emmett. Bufe. Menudo hermano. Por eso su interés en que cancelara mi viaje, como si nunca me fuera enterar de las artimañas de su amiguita.

Hacía más de media hora que todos habían desaparecido y aun no me reponía de la impresión. Pasee por la habitación en la que Emmett me ubicara, pero tenía deseos de tomar mi bolsa e irme a Seattle. Sintiéndome traicionado, volví al primer piso rebusque por un trago, conociendo los hábitos de mi hermano sabia que en algún sitio habría una botella. Mis labios se curvaron en una extraña mueca al ver que no había rastro alguno de alcohol en la casa

― ¿Desea que le sierva la cena?— gire en redondo para ver a la joven que me hablaba. Negué sin decir palabra alguna— La señora…—
― No tengo hambre— mi voz sonó mas tosca de lo que pretendí— le agradecería si puede ayudarme con algo de beber—
Solo hay zumos, agua o cerveza— ― Una cerveza es más que suficiente, gracias…— ― María—


La joven no tardo en dejar una cerveza en mi mano y desaparecer silenciosa. La casa parecía desolada, aun sabiendo que en algún lugar había otras cuatro personas. Recorrí la primera planta tratando de entender a la propietaria, de descubrir cosas que los demás ignoren.

Los colores usados en las paredes reflejan calor, sol, paz. Algunas fotografías de ella, de Emmett de varios jóvenes adornaban una que otra pared. Los muebles muy sobrios para el estilo de la casa. Nada de o porcelanas, esculturas o grandes obras de arte.

La casa en sí, refleja a precisión el carácter de Isabella, enigma, nada complicado, muy sutil, e incluso algo de extravagante.

El comedor de cuatro puestos, y unas plantas en un rincón. La cocina amplia y bien dotada. Encontré una pequeña oficina donde pude observar una biblioteca llena. Al entrar , tuve que arquear una ceja por la variedad de títulos, mas aun por el género. Casi reí. Más contradicciones, los libros iban desde romántica hasta libros filosóficos, pasando por todos los géneros habidos y por haber. El escritorio de caoba estaba a rebozar de documentos. Un mueble de cuero negro. Tarde un poco más en esa habitación, queriendo expiar todos sus secretos pero no mucho obtuve.

Cerca al estudio una puerta cerrada que pase por alto suponiendo que era la habitación de la joven. De regreso a la sala, observe otro pasillo, al fondo veía una puerta de corredera, camine lento.

De reojo note una puerta entre abierta, la tenue luz rosa llamo mi intención. Por el pequeño espacio pude ver una pared colorida y algunos animales pintados, además de parte de una cuna.

La habitación de sus hijos.

Hice una mueca, aun no podía creer que tuviera dos hijos, no uno dos… mas inaudito que durante el tiempo que estuvo en Seattle nunca se le ocurrió decir nada acerca de sus existencia. No, ella solo omitió, me embrujo, jugo conmigo como si fuera un crio.

La ternura, el amor de su voz detuvo mis pensamientos. Atento trate de oír sus bajas y suaves palabras

Hace mucho, mucho tiempo, antes de que los hombres y sus ciudades llenaran la tierra, antes incluso de que muchas cosas tuvieran un nombre, existía un lugar misterioso custodiado por el hada del lago. Justa y generosa, todos sus vasallos siempre estaban dispuestos a servirle. Y cuando unos malvados seres amenazaron el lago y sus bosques, muchos se unieron al hada cuando les pidió que la acompañaran en un peligroso viaje a través de ríos, pantanos y desiertos en busca de la Piedra de Cristal, la única salvación posible para todos…— sus susurros podían doblegar a cualquiera. Empuje un poco más la puerta para verla, necesitaba verla, saber que no era una ilusión. Que no era otra ilusión

Sentada en medio de las dos cunas con un pequeño libro en sus manos, estaba ella. Tan serena y hermosa. Sin notar mí presencia. Algo dentro de mí pareció avivarse con su imagen y la dulzura proyectada
― … "Os dije que os acompañaría a pesar de las dificultades, y éso es lo que hago. No voy a dar media vuelta sólo porque haya sido verdad que iba a ser duro"— su voz sonó quebrada, oí un suspiro cansino. Aun así continuo con su relato, sin notar que los dos niños yacían dormidos— Y en su recuerdo, queriendo mostrar a todos el valor de la lealtad y el compromiso, regaló a cada ser de la tierra su propia sombra durante el día; pero al llegar la noche, todas las sombras acuden el lago, donde consuelan y acompañan a su triste hada— cerro el libro, tardo unos segundos en levantar su rostro. No duro mucho en desviar su mirada.

Retrocedí. No iba a hablar con ella en la habitación de sus hijos. Abrí las puertas. La piscina en el amplio patio llamo mi atención. Deje que mi trasero se ubicara en una de las sillas de mimbre.

Sus pasos fueron silenciosos, pero aun así mi cuerpo supo el momento en que cruzo la puerta.
Enlace
Edward…

― ¿Cuándo pensabas decírmelo?— reclame sin más— lo tenias planeado ¿verdad? La perfecta venganza para la persona que hirió a tu perfecto y correcto amigo ¿no estás enamorada de él?— gruñí sin moverme de la silla— Dime, Bella, ilumina a este ser— mofe con cierto desprecio

― No se trata de ninguna venganza— su voz monótona y plana— no creo en venganza, para ello está el karma. Y te lo iba a decir— rio mordaz, dio unos pasos para dejarme ve su rostro sin emoción alguna— estabas ocupado, creo. Se requiero de valor para llamarte, pero el mismo se fue… No voy a pedir disculpas por mis hijos. No lo hare, sencillamente porque son el regalo más grande de mi vida— ― ¿Por eso los ocultaste?—

― ¡Son adoptados!— chillo. La furia en sus ojos fue palpable— Son adoptados—susurro, dándome la espalda

Si, deseabas hijos… podíamos haberlo intentado. Sabes lo que siento por ti—

La carcajada que reverbero contenía dolor y hasta amargura. Eso me desconcertó, la mujer frente a mí se notaba vulnerable. La mujer que conocía no dejaba ver su dolor, no ella hubiese respondido con alguna ingeniosa frase, e incluso con su humor mordaz. La derrota en ella era perceptible

― No funcionaria— respondió un poco ronca— no puedo tener hijos. Tan fácil como eso— sin volver su rostro a mí, continuo explicando sobre el diagnostico, sobre como ella había decidido no someterse a tratamiento alguno para no llevarse decepciones— las ilusiones son lindas, cuando hay posibilidad de que se hagan realidad. Cuando no es así, causa dolor, deja un sin sabor y seguro que hasta amargura— ― Pero… hay posibilidad…—

― ¡No!— la rotundidad de esa palabra me desarmo— Aidan y Camille son un regalo de la vida. Yo necesitaba de ellos, y ellos de mí. Somos una familia— ― ¿Y no piensas que necesitan un padre?— ― Algún día, supongo— encogió los hombros

― ¿Qué soy para ti?— pregunte. Obligándole a girarse a mirarme a la cara

― Un sueño imposible—

Negándome a creer en sus palabras le abrace con fuerza, queriendo mostrarle lo verdadero y real que soy. Incliné mi rostro hasta dar con el suyo, y le bese como aquella primera vez en el estudio en casa de Emmett, con ansia, con desespero, con toda mi fuerza, pero esta vez también se unía ese sentimiento de incertidumbre y quizás algo de dolor.

Respondió a mi beso, casi de la misma manera o más fuerte. Nuestros labios batallaban por obtener el control.

― Yo…— susurre, sosteniendo su rostro entre mis manos.

Silencio mis palabras poniendo sus fríos dedos sobre mis labios ― No digas nada— pidió, tratando de alejarse de mi
― Pero…— trate de sostenerla, de volver a acercarme, de besarle ― Voy a ver cómo están los niños— sabía que era una mentira. Le deje marcharse.


Los dos necesitábamos tiempo, respirar con profundidad y… pase las manos por mi cara de forma brusca. Tenía previsto todo menos unos niños, o las palabras que soltará.

¿Qué hago? Me pregunte en silencio. No solo me gustaba, no podía asegurar que me enamore de ella, de su insolencia, de su irreverencia, de los matices que le forman, de lo difícil y complicada que es, pero ¿Qué hacer?¿cómo actuar?. Cansado, y un poco resignado me dirigí a la habitación.

Mañana, mañana lo resolveré

******

Pov Bella ¡Cobarde!

Nunca me hubiese llamado de esa manera, pero eso precisamente era. Una cobarde. No di la cara hasta último momento, y aun así no fui capaz de expresar todo lo que en los últimos días corría por mi mente. Cerré los parpados, una mano hizo presión en mis labios acallando el sollozo que pugnaba por brotar.

Respire profundamente, una… dos… tres… cuatro….

Lentamente abrí los ojos para enfocarme en los niños. Mis niños. Una pequeña sonrisa se formo en mis labios. Los cambios físicos en ellos poco a poco se podían apreciar, Camille tenía un poco más largo su cabello rizado. A Aidan se le oscureció un poco el cabello, además de unos centímetros en su talla, sin contar los dientecitos que brotaban para completar el juego

Al dejar el cuarto de los niños, decidí relajarme, muchos para relajarse duermen, otros comen chocolate, algunos beben, otros gritan, corren. Yo prefiero dejar mis pies en el agua y ver mi reflejo. No tenia ánimo para doblar las mangas de mi pantalón por lo que me lo quite y deje sobre uno de los muebles de mimbre. El contacto de mis pies con el césped ocasiono una pequeña cosquillitas. Al llegar al borde de la piscina.

Mordí mi labio con fuerza para evitar gritar cuando introduje los pies en el agua. Con las manos firmes en la orilla, y el agua hasta la rodilla comencé a mover los pies suavemente, mientras respiraba con lentitud y observaba el agua. Mi mente quedo en blanco por unos minutos, para luego ser bombardeada por pensamientos y recuerdos de él. Dios ni siquiera podía decir que estaba enamorada ¿o, si?

La primera vez que lo vi, llamo mi atención como si fuera una estrella en un apagado cielo, en este caso en esa fea habitación donde habían recluido a Emmett. No le tenía en el mejor concepto por eso trataba de ser dura pero, en las ocasiones en las que nos vimos, siempre hacia que reaccionara como demente. Reí por lo bajo. Esta bien soy demente pero con él la demencia era expuesta a la máxima potencia.

Si la atracción fue primero, luego vino el gusto. Y vaya que si me gustaron sus besos, la manera de coquetear, asegurar su inocencia, la forma en que se colaba en mis pensamientos y me hacia sonreír. De ese gusto vino el paso que dieran respuesta a sus avances, de ahí nuestra única tarde se pasión, y por su puesto una serie de llamadas, las cuales corte cuando regrese a por mis hijos.

― Fuiste una verdadera cobarde— me recrimine— Debí actuar de otra manera— deje de mover mis piernas, para dejar que una de mis manos jugueteara despistada en el agua

Un soplido de resignación sonó en la oscura noche.

Le quiero

La conclusión a la que mi mente llego, fue clara.

― Lo perdiste— murmure sintiendo un nudo en la garganta— si en verdad te interesaba debiste hacerlo parte de los proyectos, de los planes— me dije severa— a veces solo piensas en ti, Isabella, pero ¿Qué hay del mundo?¿qué hay de un futuro más sólido?¿de una verdadera familia?— mi monologo se fue extendiendo, las preguntas parecían carecer de respuesta alguna— Ni siquiera hiciste participe a Emmett de esto. A Emmett que es como es hermano que no tuve. Actué movida por mis deseos, por mis sueños, pero no me planteen que alguien apareciera en mi vida, no pensaba en una relación, no…—

Eche mi cabeza hacia atrás para contemplar el cielo apacible y sereno.
― Te vas a enfermar— la voz de Edward me hizo tensarme
― Creí que estabas durmiendo— respondí, mirando mis piernas desnudas, inmediatamente el calor se expandió a por mis mejillas

― No podía— susurro acercándose— ¿Puedo?— asentí moviendo mi cabeza— Quiero…. Yo… ¿dime, si somos o fuimos algo?—

Gire un poco mi rostro para observarle— Supongo…— respondí dubitativa— intentamos algo—
― ¿Lo terminamos?— pregunto, sin mirarme

Encogí mis hombros, incapaz de responder, incapaz de aceptar su partida de mi vida, claro nos veríamos cuando viniera a ver a Emmett o si alguna vez era invitada a Seattle de nuevo, lo vería con la mujer que el destino le diera, una que si pueda darle todo lo que necesita. La idea dolió.

― Shhh— su brazo me cubrió en un abrazo— yo tampoco quiero terminarlo— musito contra mi cabello— quiero conocerte. Dios. Debo estar loco pero lo quiero—
Sacudí la cabeza incrédula. Sus palabras no podían ser ciertas, si me lo creía, vendría la ilusión y más tarde la decepción y el dolor

― Y si me enamoro— susurre bajito, casi insonoro
― Yo, ya estoy enamorado— sus palabras me hicieron enderezarme. Mire a sus ojos con cierto temor

No…—
― Si— respondió tajante— ahora, lo mejor será ir a la cama— no puedo decir como reaccione solo que el rio alto— no en ese sentido, mal pensada—
― Nunca hemos dormido juntos— balbucee mirando al agua con firmeza

― Eso tiene solución—


Primero se puso de pie, luego tendió sus manos para ayudarme a levantar. Poniéndome en puntillas y pensar en el frio que ya corría por mi cuerpo, junte sus labios a los míos, introduje mi lengua en su boca moviéndola con ímpetu, guardando el momento para la posteridad. Mordió mi labio inferior cuando tuvo la oportunidad
― Vamos a dormir— ordeno.

Antes de dejar la planta baja, me asegure de que los niños durmieran placidos, y que el monitor estuviera encendido, tanto María como yo teníamos un radio en nuestras habitaciones.

De la mano fuimos hasta mi habitación. Él tomo una toalla del baño para secar mis piernas, luego ayudo a meterme en la cama. Le vi quitarse la camisa para quedar en la bermuda. Mi boca se hizo agua, pero me contuve. Cuando se unió a mí en la cama, deposito un beso en la punta de mi nariz, luego me abrazo.

Desperté al oír los balbuceos. Abrí los ojos amplios al oír e inminente llanto de Camille. Trate de ser sigilosa al dejar la cama y no despertar a Edward. Tome un short y rápidamente corrí a la habitación de los niños

Aidan, miraba a su hermana como si estuviera loca, mientras Camille sollozaba con fuerza
― Mami esta aquí— le dije, tomándola en mis brazos— a que tienes hambre— suspiro— si, lo sé, preciosa esta es tu forma de decirle a mami que mueres de hambre— poniéndome a la niña sobre un lado de la cadera, gire para tomar a Aidan antes de que se sintiera excluido y iniciara su llanto— vamos campeón, para ti también ahí. Luego de comer los bañare—

La práctica me permitía llevarlos hasta la cocina y ponerlos en sus sillitas, mientras preparaba una de las papillas, para engañarles a cada uno les di una galleta blanda. María llego al momento de dar de comer, como todos los días me ayudo.

Deje a los niños en las sillas, para volver y poner a hacer el desayuno para nosotros, lo que me daba tiempo para que los niños reposaran su desayuno, y poderlos bañar.

Parte de la mañana transcurrió en ello. Dejarlos en con sus juguetes y bajo la vigilancia de María, mientras me hacía cargo de mi presentación.

El señor, ya desayuno— ― Gracias, María— ― Pero ni, el señor Emmett, ni la señora han bajado— quería regañarle otra vez por llamarnos a todos señores, como si fuéramos viejos. Volví a agradecerle.

La habitación estaba completamente ordenada, pero vacía. No me lo pensé para ir a por mí ducha. Mi presentación no era la más fina o la más acorde, pero pensaba llevar a los niños de paseo así que tenía que estar cómoda

― María, recuerda que tienes el resto de día libre— iba diciendo en tono alto para que me oyera— ¿a dónde vas a ir hoy?— ― Con una amiga al cine— respondió justo tras de mí, haciéndome brincar— perdón, señora estaba buscando la ropa para la colada. El señor dijo que el cuidaría de los niños—
Trate de no mostrar ninguna reacción. En la salita los niños jugaban entretenidos, mientras Edward les miraba fijamente
― Son lindos— comento mirándome a la cara
― Como la mamá— alardee coqueta— en breve saldremos, vamos a dar un paseo por la cuidad de la fama—

Mientras tomaba las provisiones necesarias para nuestro paseo. María comento que Emmett no estaba en su habitación, no era cotilleo, solo preocupación nata por mi amigo, le tranquilice
― ¿Dónde te dejo, hoy?— ― Oh, no, no, no. Tamy viene por mi—


Poco convencida, acepte.

Tome a Aidan, Edward se ofreció a llevar a Camille. María nos despidió desde la puerta. Una vez seguros los niños en sus sillitas, y las provisiones en el auto. Conduje rumbo a la ciudad

Paseamos por algunas calles llevando la carriola de los niños, hablando de todo un poco, de sus trabajo, de mi trabajo, de la película que deseaba verse, del trago que quería probar, de cómo era ser madre, de cómo manejaríamos nuestra relación, claro antes él amablemente aclaro que tipo de relación teníamos
― Novios— aseguro ayudándome a darle de beber a los niños

Nunca me dijiste que fuéramos novios— ― Claro que si, solo que no me oíste—

Reímos, e hicimos que los niños nos imitaran.

Emmett se unió a nosotros a un almuerzo tardío, anunciando su compromiso con una Rose que parecía alumbrar el pequeño restaurante cerca a la playa
― Tu, serás mi madrina— ― Que yo sepa la madrina la escoge la novia— le dije, arqueando una ceja— a menos que me disfrace de hombre y será la padrina— ― Déjate de chistes. Serás la madrina y punto— intervino Rose, casi me ahogo con mi jugo. Asentí juiciosa— Edward, aunque eres un dolor serás el padrino— él asintió con una enorme sonrisa, que me hizo suspirar.

Emmett relato como propuso matrimonio a su mujercita, y como ella reacciono, por respeto a los niños que dormían en la carriola omitió los detalles lascivos.

Una familia. Pensé entrelazando mis manos a las de Edward. Podía tener una verdadera familia, limar asperezas con mis padres, presentarles a los niños, avanzar con Edward hasta donde él deseara.

La hora triste vino cuando tuvimos que llevarles al final de la tarde al aeropuerto. Rose llevaba el pequeño perro en una canastilla especial. No podía creer todo los tramites que se debieron hacer con él, desde medicamento a cerciorar que está vacunado y sano e incluso que tenía un chip, que no entendí su función.

Con besos y abrazos nos despedimos de ellos. Luche por no dejar salir las lagrimas, Emmett me abrazo con fuerza mientras le veíamos avanzar rumbo al avión

― Llego el momento de replantear muchas cosas— murmuro, mirando por última vez la melena de su Rose

Ya no seremos más del club te usaron y te botaron, pero sigues vivo. Ahora seremos parte del club “Creemos en el amor y esperamos un corazón”—
― Te afecta pasar tiempo con mi hermano— aseguro Emmett ciñendo su brazo a mis hombros— vamos quiero ver a mis sobrinos—

con una sonrisa en la cara, y el pensamiento de mejorar y crecer dejamos el aeropuerto




y la Sombra de Pedro Pablo Sacristán

8 comentarios:

  1. Bueno x dicha Bella se dio una oportunidad con Edward el la quiere aunq ella estubo confundida se dio cuenta q es mejor estar con el y asi ser feliz, y demas decir q el acepto a los bebes q lindo,me encanto el capitulo Ada gracias!

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  2. Hola Adita maravilloso capitulo que bueno que Bella decidio darse la oportunidad de intentarlo con Edward, que pena que no pueda tener hijos de ahi que decidiera a adoptar es grandioso lo que hizo darle una madre a esos peques y ojala y pronto tambien les de un padre, creo que Edward aunque dudo un poco al principio se que estara dispuesto a intentarlo, me encanto la frase que dice ahora seremos del club "Creemos en el amor y esperamos un corazon" sin duda ya le llego el amor a esta Sheep ......... Gracias por el capitulo Adita, cuidate...... Besos

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  3. Ohhh mi niña, me ha gustado muchísimo! Sí! Y el link de los cuentos :-D es genial para leerles alguno a mis sobrinos! Adoro la pareja que hacen Edward y esta Sheep de bandera!. Me encanta cómo lo has descrito, sí señora. Amo leerte mi Ada linda y hoy,Dios, necesitaba algo dulce y suave :-D A todo esto,dónde están Emmett y Rose???
    Mil besos
    T.

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  4. felicitaciones, el capitulo es realmente bueno. me fascina edward tomo todo como bien aunque me da la impresion de ver a una Bella dispersa, solo espero que todo salga bien

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  5. CASI TE MATO MI ADITA, AL PRINCIPIO PENSE QUE EDWARD SE IBA A IR Y NO LA IBA A ESCUCHAR, PERO QUEDE FELIZ CON EL FINAL DEL CAPITULO, YA QUIERO LEER ESE MATRIMONIO....BESOS
    JOHANNA

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  6. Esa Ada, esa Ada EH EH EHHH!!!!
    Que grande eres, eres única plasmando los pensamientos de mi oso, jajaja...así que no contó "los detalles lascivos porque estaban los niños delante" estas cosas solo se te ocurren a ti.
    Te quedó perfecta la reconciliación de Ed y Bella.
    Un beso.

    PD:Ya lo tienes en el bote nena!!!

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  7. Recuperé mi cuenta en el blogger!!!!!

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